Los hombres trans y personas no binarias también abortan

Lo hacen, muchas veces en soledad, y sin acudir a centros médicos para evitar la violencia y la discriminación del personal de salud.

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En los servicios de salud no se respeta su identidad de género ni su orientación sexual, provocando con ello impactos en su autoestima y salud mental.
Foto: Alejandra Balaguera

“Hubo un caso de un hombre trans que se realizó un aborto sin acompañante y sin la información adecuada y cuando nos enteramos del caso, el muchacho ya estaba en urgencias y le hicieron un legrado y todo el tiempo estuvieron negando su identidad, hablándole de ella o de muchacha. Después de ese evento, acudió a ‘nosotres’ para tratarse psicológicamente por el proceso tan violento que vivió. Actualmente, sigue en terapia”. La cita es de Rita Tirado, del colectivo Periferia Subversiva de Sinaloa, una de las pocas organizaciones de Sinaloa que acompañan el aborto de hombres trans y personas no binarias.

“Todos los días tenemos la difícil tarea de tratar de visibilizar a estas personas en el tema, porque siempre se ha tenido la idea de que solo las mujeres pueden gestar y que por ende solo las mujeres pueden abortar, cuando no es así”, cuenta Tirado. Abortar: decidir sobre el cuerpo, la maternidad, el futuro, ha sido un largo camino de lucha de las mujeres, debido a la constante revictimización, violencia y estigma social que enfrentan. Pero este camino tampoco ha sido más fácil para quienes se identifican como hombres trans, personas transmasculinas y personas no binarias con capacidad de gestar, porque, además, enfrentan muchísima discriminación e invisibilización por ser quienes son.

En los servicios de salud no se respeta su identidad de género ni su orientación sexual, provocando con ello impactos en su autoestima y salud mental. Es por esto y por la transfobia que se vive en algunos grupos feministas de acompañamiento del aborto que temen buscar ayuda para acceder a una interrupción del embarazo y, por lo tanto, muchas veces realizan el proceso en soledad, sin suficiente información, corriendo riesgos innecesarios.

“La persona que está buscando ayuda, por evitar una situación de discriminación, estrés y de violencia de parte de la persona que lo va a acompañar, llámese acompañante o doctor, decide hacerlo por su cuenta y es cuando terminan teniendo hemorragias o yendo al hospital porque la situación se salió de las manos”, menciona Marce Casman, del Colectivo Mutantes Disidentes / Aborta Segurx Guasave, Sinaloa.

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En México, en once de los 32 estados no es un crimen el abortar. En la Ciudad de México, Oaxaca, Hidalgo, Baja California, Baja California Sur, Veracruz, Colima, Guerrero y Quintana Roo la interrupción del embarazo es legal hasta las 12 semanas de gestación, mientras que en Sinaloa se puede antes de las 13 semanas y en Coahuila los plazos están por especificar.

Sin embargo, solo cuatro estados: Sinaloa, Baja California Sur, Quintana Roo y Colima, tienen en cuenta a las personas gestantes dentro del marco legal que regula el aborto. Esto, a pesar de que en septiembre del 2021, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) resolvió que es inconstitucional que la ley criminalice a las mujeres y personas gestantes que voluntariamente decidan interrumpir su embarazo.

Es más, en ninguna ley de aprobación del aborto en el país se nombra explícitamente a hombres trans o personas no binarias asignadas mujeres al nacer (AFAB), sino que se agrupa su existencia bajo el término: “personas gestantes”. Una realidad que, según algunos colectivos, es una expresión de la violencia simbólica que padecen, que no reconoce sus derechos y los invisibiliza. “El sistema de salud, en su intento de incluir a los hombres trans y personas no binarias (AFAB) en el tema del aborto, solamente les violentó más, agrupándoles solo como personas gestantes. Pensamos que debería cambiarse esa terminología en la Ley General de Salud del Estado de Sinaloa”, agrega Rita Tirado.

Salir de la sombra

La negativa de reconocer a las personas trans y no binarias en las leyes llevó a que, en octubre del 2022, se presentaran dos amparos colectivos ante un Juzgado Federal para que el Gobierno del Estado de Chihuahua implementara los servicios necesarios de salud para garantizar a las personas gestantes, el acceso a un aborto libre y seguro.

“Muchas veces ni siquiera se concibe la idea de que un hombre trans tenga la capacidad de gestar”, menciona Marce Casman, del colectivo Mutantes Disidentes, de Sinaloa. Esta invisibilización forma parte de la cisnormatividad (del prefijo “cis”), que alude a que las personas que se les asignó como femenino al nacer siempre “crecen para ser lo que se espera de las mujeres”, y quienes al nacer se les asignó como masculinos, “siempre crecen para ser lo que se espera de ser hombres”.

En este sentido, Dante Ureta, hombre trans de Sinaloa (estado en donde se especifica que el aborto también es legal para personas gestantes) dice que la atención médica se centra en esa dualidad, mujer y hombre, y en general no se piensa en el resto de las personas con una identidad de género no normativa. Por ejemplo, explica Ureta, el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) entrega cartillas de salud, donde se especifica que si eres hombre tienes derecho a ciertas consultas y si eres mujer a otras. En último caso, las consultas ginecológicas, por ejemplo, no están dentro de las cartillas de salud de hombres, por lo que se vuelve una tarea burocrática para los hombres trans acceder a este tipo de atención cuando ya se han cambiado el nombre legalmente.

“Eso sin hablar de que cuando ya tenemos procesos de reemplazo hormonal y demás, los médicos no saben cómo tratar o atender nuestros cuerpos, lo hacen en total desconocimiento, porque desde la escuela no se les enseña que existimos, porque a la medicina no le ha interesado el tema de la salud trans”, agrega Ureta.

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Ninde MolRe, abogada especialista en género y acompañante de procesos de justicia sexual y reproductiva en México, está de acuerdo con esto y cree que el aborto en hombres trans y personas no binarias: “ni siquiera es un derecho del cual se hable públicamente”. “Cuando hablamos del derecho al aborto estamos hablando de mujeres cis y eso es lo que tenemos en el imaginario y esto deja por fuera a todas las personas con capacidad reproductiva que forman parte del espectro no heterosexual y no cisgénero”, piensa MoIRe.

Desconocimiento y discriminación

La discriminación en los servicios de salud es visible para hombres trans y personas no binarias que deciden interrumpir su embarazo, ya que suelen ser víctimas de que no se refieran a ellos o elles con el género que se identifican. Suele manifestarse con el uso incorrecto de los pronombres y con la negación de reconocer y utilizar el nombre que han elegido.

“Si no tienen arreglado su nombre, por así decirlo, en la situación legal, está la parte de tener que decir ‘soy mujer, necesito consulta’ y estar soportando que te estén hablando con tu nombre legal y no con tu nombre elegido o tu nombre social, y por ende que te estén haciendo misgender, que vendría siendo que te estén hablando de una manera que no te representa”, explica Marce Casman, como acompañante de estos procesos en el sistema de salud.

Mariel Yee, jefa del departamento del área de Diversidad Sexual y Orientación de Género de la Secretaría de las Mujeres en Sinaloa, comentó que el misgender en los servicios de salud se presenta, principalmente, debido al desconocimiento del personal médico sobre las identidades de género, orientaciones sexuales y expresiones de género.

“Pues que también sea como este sesgo de “que no se supone que estás transicionando, ¿Por qué te relacionarías con un hombre cis?” como estas cosas o el pensar cómo lo pueden ver tan imposible, el pensar que pudiéramos enfrentar situaciones o comentarios donde se les discrimine o se les violente a partir de esto”, comentó Mariel Yee.

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Una situación que no es nueva. Para la Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) las personas transgéneros y transexuales enfrentan una exclusión sistemática del sistema de salud y seguridad social. De acuerdo con un diagnóstico de la CEAV y Fundación Arcoíris (2016), tres de cada cinco personas trans consideró que no existen establecimientos públicos adecuados para la comunidad LGBT+. Mientras que en los resultados del Diagnóstico Situacional de las Personas LGBTIQ de México (2015) se encontró que 46% de las mujeres trans y 44% de los hombres trans reportaron dificultades para acceder a servicios médicos.

Si en algo están de acuerdo todas las colectivas que trabajan por visibilizar la existencia de los hombres trans y las personas no binarias, con capacidad de gestar, es en la necesidad de que en México y en otros países se creen protocolos de atención diferenciados para que, en el caso del aborto y otros servicios médicos, se les reconozcan y respeten sus derechos.

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*#HablemosDelAborto es una conversación digital y periodística, entre México y Colombia, que lucha en contra de la penalización social del aborto en América Latina y los efectos que deja en las mujeres, hombres trans y personas no binarias. Fue organizada por Mutante, en alianza con El Espectador en Colombia, y en colaboración con Lado B, Página 3, Istmo Press, Revista Espejo, Amapola Periodismo Transgresor, La Marea y Pie de Página, de México. Tuvo el apoyo del Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE). Si busca más información, le invitamos a conversar en las redes sociales de los medios aliados.

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