Jalatlaco, de la braveza a la magia

#Oaxaca, #5 jun (#IstmoPress)- Paredes de adobe repelladas para embellecer y conservar las historias, algunas nunca terminadas de narrar; es lo que guarda el que antaño fue un espacio bravo, actualmente Barrio de Jalatlaco o primer y único barrio mágico de Oaxaca.

Nombrado así este el 29 de marzo, en el marco  del Tianguis  Turístico  México 2023 que se realiza en la capital de país.

«La  población fue  afamada como  brava, debido a los fuertes enfrentamientos que se vivían“,  cuenta un nativo del lugar.

Calles empedradas, unas desgastadas y otras conservadas, son las que a través de tiempo acompañan su trayectoria y camino de las personas; no importa el clima, las riñas, los habitantes logran vencerlo.

«En 1950 lo único que se lograba   observar   era carrizo, arena y tierra, aquella tierra que acompañaba mis pasos, mi cantar y mi trabajo», expresa Juan Hernández un hombre que lleva residiendo en el barrio hace cinco décadas.

La palabra Jalatlaco es un conjunto de lenguas zapotecas y náhuatl, es así como está formada por “Xali”, que significa “arena” y “Atlahuitli”, que quiere decir “barranca, traducido a barranca de arena.

Además, se le acuñó Jalatlaco por la existencia del río del mismo nombre, el cual nace en San Felipe del Agua, conecta con el río Atoyac y finalmente llega al río Salado, pero que desapareció con los años, dejando a su paso leyendas.

Mientras tanto las paredes y calles, con el pasar de los años se convirtieron en un mausoleo de vivencias.

Antes, las peleas o problemas eran cotidianos porque no había un orden establecido. «Una noche un grupo de amigos realizó una fiesta, recibiendo visita inesperada de otro grupo que no compartían relación de amistad iniciando así un enfrentamiento con armas», expresa Julio Cesar Navarro originario del barrio de Jalatlaco.

Estas anécdotas han quedado en el pasado, ocultadas en los matices y despampanantes colores de las paredes que reviven, brindan alegría, deslumbran miradas y congelan momentos; no importa el tamaño, la pieza artística, sino su significado de familia y unión.

«No somos familia de sangre sin embargo lo somos de vida», dice Navarro. Sin importar si se conocen unos a otros, el barrio los une.

Una mañana en Jalatlaco es percibir el son alumbrando el horizonte sin nubes mientras se recorren las calles  del centro de Jalatlaco, al caminar, las aves  acompañan los  pasos del forastero  por las calles empedradas, llenas de historias y anécdotas que  guardan por los años.

Mientras el cielo se encuentra resplandeciente cubierto de adornos morados, verdes, naranjas, azules, amarillos, blancos formando una rueda y en el centro cántaros colgando.

El sol se pronuncia ofreciendo sombra de figuras que adornan las paredes de colores. A medida que el visitante avanza por las calles 5 de mayo, Noche triste y Aldama, se da cuenta que los colores son cambiantes y con ello las pinturas del lugar, los cuales representan tradición y cultura.

Pero al dar breves pasos, una pared cautiva la mirada; es una pintura situada en el corazón de la casa, una viva representación de la misma vivienda. En la esquina izquierda del lugar se encuentra una placa que en su contenido dice: Con ayuda de esta pintura se realizó la reconstrucción de esta vivienda.

El lienzo y la casa se convierten en uno mismo, aquella vivienda que se muestra desgastada por los años, es otra en la pintura. A través de los colores, detalles de ladrillo deslumbran la mirada mostrando un viaje a través del tiempo.

A medida que las manecillas del reloj avanzan, el visitante se adentra en una aventura por las calles empedradas para descubrir y conocer más acerca de los lienzos, su contenido y significado. Debido que en ellos se representa una reconstrucción de una vivienda, calle, dedicatoria a fiestas emblemáticas del lugar o personas.

«Una de las primeras pinturas expuestas en el barrio fue el de una comparsa, la cual representa la fiesta que se celebra el día de muertos» expresa un nativo del barrio.

En Jalatlaco, las paredes acallan leyendas, aquellas de las que la gente teme, pues en recorridos entre sus calles y casas del barrio aún resuena la advertencia de un cura quien, en un arranque, maldijo el río de acuerdo a una leyenda. Su voz está ahí, en especial en los días lluviosos…

«¡Has de ser maldito hasta la consumación de los siglos, que tus traidoras aguas se encuentren en una cloaca inmunda!».


Ahora, la braveza se ha trasformado en la magia que guarda, sin callar, historias y leyendas.

Biviana Ramírez/ Estudiante de Ciencias de la Comunicación de la Universidad del Mar, Oaxaca

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