Marisela vive entre el viento y el frio, no recibió apoyo para la reconstrucción

#UniónHidalgo 13 Diciembre (#Istmopress).- Marisela Espinoza Martín es damnificada por el terremoto de 8.2 grados, los fuertes vientos y el frio que se han sentido en los últimos días en el Istmo de Tehuantepec han sido “difíciles” para ella y su familia, vive debajo de una lona y de un espacio improvisado con tablas de madera y techo de lamina, por las noches ha sido imposible dormir.

Los vientos soplan a más de 100 kilómetros por hora y levantan la lona que cubre las paredes de su refugio, el techo de lamina poco protege y el frio cala fuertemente en las ranuras de las tablas de madera, tendrá que soportar vivir así en este invierno porque no recibió tarjeta de apoyo para la reconstrucción.

Marisela originaria de Unión Hidalgo se dedica a la elaboración de pasteles, su casa colapsó con el terremoto y está pulverizada, solo quedaron unas cuantas paredes de las cuales su esposo que es campesino habilitó un refugio donde duermen ella, sus hijos y su padre.

“Tengo folio, el 276/002315 pero los de Sedatu y Bansefi dicen que no fui dada de alta y por eso no llegó mi tarjeta de apoyo, y no puedo reconstruir mi casa, estoy viviendo en un refugio temporal donde el frio cala y el viento sopla fuertemente”, expresó.

El semblante de Marisela ya no es de tristeza como antes cuando vio pulverizada su casa que le guardaba recuerdos, tampoco es de resignación porque no llegó su tarjeta, ahora lo ha dejado en “manos de Dios” y esperar a que pueda hacerlo sola, por que de las autoridades ya no confía.

Ha entregado infinidad de copias de su credencial de elector y también de su folio a funcionarios tanto municipales como de Sedatu y Bansefi y solo ha recibido promesas de que pronto le activarán su folio y recibirá su tarjeta.

“El invierno viene fuerte para los que no tenemos casa y vivimos debajo de lonas, laminas y tablas, dormir se ha vuelto imposible por que el viento sopla muy fuerte y levanta las lonas, sino es por mis hijos, yo pienso mucho en ellos todas las noches y me pongo triste de saber que no tengo un apoyo para reconstruir mi casa”, señaló.

Sufre de diabetes, enfermedad que se agudizó desde que supo que no fue dada de alta en el sistema de Sedatu y no podrá ser acreedora a la tarjeta de apoyo, su fortaleza ahora es lo útil que ha sido como integrante de la cocina comunitaria en donde ha olvidado un poco sus males pero no se salva del frio que por las noches se siente.

«La cocina comunitaria que formamos junto con vecinas y amiga ha florecido en mi la esperanza de vivir, llegó un momento que me deprimí mucho y no había esperanzas, hoy me consuela saber que el apoyo de mi gente lo tengo, que con lo poco que obtengo de la venta de mis pasteles puedo lograr mucho, esa es mi fe, más no puedo pedir, porque de la reconstrucción no se nada», expresó.

No tener casa es una sensación de incertidumbre, han pasado más de 100 días del terremoto, la esperanza no la pierde, mientras tanto busca como lidiar entre el frio y el viento, que ahora son su pan de cada día.

 

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