Libro, bicicleta y niños. La Triada fantástica de Gustavo R. 

#Juchitán 12 Sep (#Istmopress) – El maestro Gustavo, Tavo, Tavito para muchos. Es un docente entregado desde hace 16 años a una misma escuela primaria en su pueblo natal Santo Domingo Ingenio. Bajo el Huanacaxtle que se sostiene como sombrilla gigante y derrama sombra en los salones se le ve llegar, a veces de pantalón conto.

En realidad, viste según la ocasión, le gusta la ropa deportiva, pues en sus tardes o muy de madrugada se va rumbo al canal en bicicleta. Esta es otra de sus paciones, que piensa no dejar porque cuando se pone sus pantalones cortos lo primero que uno ve aún sin proponérselo son sus vigorosas piernas.    

A Gustavo, o Tavito de puro cariño lo conocí por acudir a los talleres pedagógicos que la Jefatura de Sector 06, ubicada en Juchitán ofrecía por allá del año 2005.  Tuvimos varias oportunidades de compartir nuestros gustos por los libros en los grupos que le tocaba durante ese ciclo escolar, desde entonces nos frecuentamos y compartimos nuestros mutuos intereses.

A Gustavo lo idéntifica una risa estridente que le brota desde el alma, es una risa que nos muestra una inocencia, un pasmo de asombro, una férrea defensa de encontrarse con algo nuevo, la risa lo pone al tanto, es su escudo y a mí eso me fascina de él.

Son muy pocos los docentes convencidos de una esperanza de brindar una mejor educación a los niños, hacerlos libres, presentarse ante ellos con todo lo que uno es, Gustavo no oculta si esta alegre, triste o preocupado ante los niños, es uno de esos maestros que defiende la educación para la libertad, si no para que seguimos acá. Si no podemos transformar o ayudar a transformar las conciencias le oigo decir.     

Por los años en que recién lo conocí, era muy apegado a la iglesia católica de su pueblo, no solo asistía a las misas de domingo, sino estaba atento a los talleres que se les daba a los que  requerían los servicios de la misma, acudía a los retiros, el mismo ofrecía catecismo a los niños y jóvenes, llevaba su morral y se acompañaba de un pañuelo rojo al cuello, como insignia de una iglesia que se preciaba comprometida con práctica de la teoría de liberación.           

Al paso de los años, se fue alejando, estudió una maestría, que lo hizo reflexionar que no solo puede transitarse en la vida por un mismo sendero. Se aferró a los libros como un poderoso encuentro consigo mismo, ese descubrimiento de si, ha despertado su amor por los libros y lo mejor de todo es que está dispuesto a compartirlo, con sus alumnos sea el grado que se le asigne.

Libros, bicicleta y niños ¿Qué más puede uno pedir? Pareciera que la vida esta destinada a sorprenderlo encontró que puede hacer no solo bicicleta sino caminar, hasta sin rumbo. Gustavo conoce todos los alrededores de Santo Domingo Ingenio, hace poco creo una cuenta de Facebook llamado “Senderismo en Santo Domingo Ingenio” bajo el lema de “¡Ancho es ingenio para senderear!” Es acá donde se muestra un poco de su amor por su tierra, en una de su post nos dice:

“Preparando la tierra!!!…ojalá seamos todos buena tierra y si no a conseguir abono!!! en estas vacaciones de verano vámonos a senderear a enseñarle a nuestros hijos que además de ser dulce nuestra tierra tiene mucha historia… muchas historias…  muchos caminos y senderos… ancho es Ingenio para senderear!!!

Al mismo tiempo que pone fotografías tomadas desde su celular, o su cámara Nikon. Me ha toca acompañarlo y mostrarme con tanta pasión el lugar donde ha frecuentado con los niños, juntos acuden para ver las parvadas de loros, que en tiempo de anidar se refugian en uno de los muchos huanacaxtles enormes que siguen el antiguo camino a la Blanca.

Recientemente se acercó a los talleres donde se reúnen maestro que serán promotores de lectura del FCE, una suerte de programa que pretende hacer llegar el libro a públicos diversos incluidas las escuelas, se le entregó desde un principio un paquete de 20 ejemplares, varios de ellos ya los conocía o los tiene en su biblioteca personal, y otros muy nuevos para él.

Todos estos materiales Gustavo, ahora los compartirá con sus alumnos o con otros niños sin importar de qué escuela provengan, está ideando la mejor manera de hacerlos llegar, no se tardará en compartirnos cómo le hará para que los libros se lean, se disfruten como lo ha hecho siempre en su reducido grupo de la escuela.

Si para algo es tan ecuánime, es justo para despertar esperanzas en las almas ajenas, esta es su enorme oportunidad, espero que así sea. Por su propia buenaventura.

Víctor Fuentes / Agencia de Noticias IstmoPress

 

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