La princesa rosa, que lucha como guerrera contra el cáncer de mama 

#Chihuitán 19 Oct (#istmopress) – Beatriz de 42 años de edad, fue diagnosticada con cáncer de mama en el mes de diciembre del 2014, después de recibir ocho quimioterapias,  el 19 de agosto le extirparon su seno derecho, la princesa rosa como la conocen en el Hospital “Aurelio Valdivieso” en la capital oaxaqueña no se detiene en su lucha contra este mal, su mayor preocupación son sus dos hijos.

Ella desconoce sí cada 19 de Octubre se conmemora a nivel mundial la lucha contra el cáncer de mamá, lo único que la ocupa, es como va a continuar con el segundo proceso de quimioterapias, el cáncer de mama aún no la abandona.

Beatriz vive rodeada de la nostalgia y la esperanza de vida, a  casi dos meses de su operación (19 de Agosto), el pasado 15 de Octubre por segunda vez fue diagnosticada con cáncer de mama, “el mal ha vuelto” y “la lucha será doblemente fuerte”.

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Según especialistas en oncología, en México cada dos horas muere una mujer, por lo que alertó que la prevención es la mejor alternativa y la fortaleza cuando ya se vive con él.

“La pobreza y la falta de prevención me condujeron a no hablar y callar, desde el 2010 sentí que en mi seno derecho unas bolitas comenzaron a aparecer, fue creciendo sin darme  cuenta, o pagaba mi mastografía  que cuesta 3 mil pesos o alimentaba a mis hijos, hasta que por fin una amiga me llevó sin consultarme  al Hospital General de Ciudad Ixtepec y de inmediato el diagnostico fue: cáncer de mama”, expresó.

Al recordar, las lagrimas comenzaron a rodar  sobre su rostro  de tez morena, con sus delicadas manos, se limpió pero cada vez caían con mayor intensidad, para Beatriz vivir con cáncer se ha convertido en un huracán.

Tomó una toalla y en son de burla exclama ¡Ya basta de llorarle al cáncer!, respiro profundo y compartió que ahora se ha convertido en guía de otra “paisana”. “A Elena de 34 años también le diagnosticaron cáncer de mama, somos dos en este pueblo y me ha pedido que sea su guía, que con gusto acepté”.

Originaria de Santo Domingo Chihuitán, un poblado mágico que se ubica en la parte serrana del Istmo de Tehuantepec, en donde el calor y la lejanía con el ruido son complementos de tranquilidad y armonía.

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Antes de recibir el diagnostico, Beatriz trabajó más de cinco años en una tortillería, de 5:00 de la mañana a 4:00 de la tarde, ahora su hija es la que se emplea para poder sobrevivir.

En su enorme patio, frente a su casa,  cuelga una hamaca, es su  rincón favorito, “Aquí he llorado amargamente pidiéndole a mi Dios me cure, es mi área de descanso, sé que no puedo bajar la guardia, firme como un soldado en batalla”.

En estos diez meses que ha luchado contra el cáncer de mama, Beatriz también lucha mes con mes contra la falta de dinero, cada 20 días, llena su maleta y unos cuantos alimentos y se va  sola, sin saber como su cuerpo reaccionará, sí volverá o no, simplemente aborda el autobús y llega a la capital oaxaqueña.

 

“ Llegas al Hospital, te revisan, diagnostican y una vez confirmada la sospecha,  te acuestan en una cama, te aplican un suero  y comienzan a introducir medicamentos que con el trayecto simulan fuego ardiente sobre el cuerpo, prácticamente siento como me queman por dentro, es fuego en la sangre, después de un par de horas te lo retiran y es donde comienza el vomito, dolor de camina y cansancio excesivo”, describió.

A Beatriz le preocupa doblemente la carencia de recurso económico, que la pobreza contribuya a su muerte y no pueda seguir con su quimioterapia y toma de vacunas, sin embargo reconoce que ha recibido apoyos de personas altruistas como son el Comisariado Comunal de Chihuitán  y también  a través de la fundación AMO A.C.

“Anteriormente ganaba mis pesos, en Enero deje de trabajar, las quimioterapias son muy tristes y feas, me dejan muy cansada y fatigada, por fortuna tengo a dos personajes que quiero y estoy sumamente agradecida dentro del Hospital de especialidades en Oaxaca , al doctor Neftalí y la enfermera Lizbeth, quienes me han brindado desinteresadamente su amor y comprensión en estos tiempos difíciles de mi vida”, resaltó.

Para Beatriz vivir  con cáncer ha sido  cruel, triste y discriminatorio, muchas de sus  amigas de antaño la han olvidado, ahora la critican porque “la consideran menos” debido a que perdió el seno derecho y el cabello de la cabeza, que aunque ha crecido, nuevamente se caerá por las otras quimioterapias que recibirá en su segundo tratamiento.

“Aunque no llevo una dieta especial, me cuidó, he bajado más de diez kilos, la obesidad es el platillo fuerte para el cáncer, por eso invito a las mujeres a cuidarse, a todas sin excepción alguna, y también a los hombres, actualmente se han presentado casos de hombres con cáncer de mama”, resaltó.

Beatriz no lleva una dieta especial, acude a fiestas, se divierte y ríe, asegura que la vida es un momento y nada más, canción favorita que a diario escucha, por que refleja su momento.

Ahora su meta es salvar su vida a través de la quimioterapia y tratamientos , en los próximos diez meses las recibirá por segunda vez, su mente y cuerpo están listos asegura, porque tiene a su lado a sus dos motivaciones, sus hijos Alejandra y Mauricio.

INEFICIENTES PROGRAMAS PREVENTIVOS DE CANCER EN PUEBLOS DE OAXACA

 

La postulante a  doctorado en psicología social  por la Universidad Nacional Autónoma  de México (UNAM) Minerva Saldaña Téllez, se encuentra realizando un estudio con mujeres zapotecas de Juchitán, en donde ha detectado que este municipio existe mayor numero epidemiológico del Cáncer Cervicoutérino y de mama , derivado de que los programas preventivos son ineficientes.

La psicología social precisó que eligió estudiar al estado de Oaxaca, debido a que es una de los tres estados de la república mexicana con mayor tasa de cáncer, principalmente para grupos étnicos.

La especialista señaló que en hospitales del Sector Salud y dependencias como el Inegi y Cdi, no existe registro oficial que indique cuantas mujeres indígenas, de grupos étnicos murieron o padecen Cáncer cervicoutérino y de mama , porque todo es generalizado.

Detalló que su estudio radica en investigar, indagar y conocer cuales son esas creencias, conocimientos y actitudes que llevan a las mujeres a manejar su conducta de prevención, es decir porque no se acercan y participan a los programas de prevención.

Saldaña Téllez refirió que considera que las políticas de salud instruidas por los organismos internacionales como la Organización mundial de la Salud han sido generalizadas y no regionalizadas para los grupos étnicos, tal es el caso del estado de Oaxaca donde existen mujeres zapotecas, chontales, huaves, zoques y mixes.

Puntualizó que una de las barreras que pueden tener las acciones preventivas del organismo público de Salud,  y que  no  han logrado el éxito en las comunidades pudiera ser la lengua materna, el nivel educativo, falta de servicios de salud  y  el poco conocimiento de las mujeres en torno al cáncer.

“A raíz del aumento de incidencia, decidí voltear mi mirada hacia el sur de México, y he visto particularmente en Juchitán que las mujeres gozan de una cosmovisión propia, se fundamenta en creencias y difícilmente acuden al doctor a revisión, no hay éxito para prevenir enfermedades, por eso estamos estudiándolas y aprendiendo de ellas”, resaltó.

La psicóloga social  puso de ejemplo que países como Australia y Canadá, los gobiernos le han apostado a proteger a sus mujeres indígenas, dijo que  en esos países la muerte por cáncer es mínima y hay atención a cáncer de mujeres indígenas, siendo su modelo de prevención exitoso.

Añadió que su propuesta es conocer la ideología de la mujer zapoteca, la cual es única, tiene una cosmovisión sumamente arraigada, pero eso no significa que le guste morir, sino al contrario urge una reforma de salud para aterrizar a los pueblos indios de Oaxaca.

Las estadísticas proporcionadas por la especialista indican que en México mueren al año 3 mil 800 mujeres, de las cuales en el estado de Oaxaca ocurre más del cincuenta por ciento.

Con Información de DIANA MANZO/CORRESPONSAL

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