Cuentera por mar y tierra

 

09 jul (#Istmopress) .- Aspiro que las escuelas grises y oscuras puedan tener algo de alegría, llevando no solo novedades sino forjar caminos en las acciones cotidianas. Todas las veces que se pueda.

Recibimos la visita de un maestro con quien compartí plaza, trabajo y amistad, en otro momento. En esta ocasión programó (con unos cuantos pesos) la presencia de Lidia Zaragoza Buendía, una cuentacuentos de la ciudad de México. Juntos visitaron la escuela. Él no paró de tomar fotografías todo el área de la biblioteca, como acostumbra.

Tampoco se conformó, al regreso a su escuela pintó el interior de su salón, conformó su biblioteca y escardó con frases y dibujos los troncos de los árboles del patio del recinto, saber de ello y del entusiasmo que reportó en este maestro, nos deja contentos,  comprobar que lo hecho por todos puede hacer que otros se inspiren y  continúen transformando los espacios grises de las escuelas nuestras.

Respecto a Lidia Zaragoza,  después de conocerla, escucharla contar, cantar y tocar. Los niños no dejaban  de preguntar por ella, todos los días, desde su ida. Les comparto lo que se me ocurrió primero, hacer un rodillo con trozos de papel, como un rollo que iría creciendo, colarlo bajo la sombra de un tamarindo para que ellos, los niños,  le dijeran lo que sientan y sus deseosde que vuelva pronto. Cuando noté su longitud, me puse a transcribirlos y después se los envíe a Lidia, por e-mail.

Ella prometió con hondo  entusiasmo contestarles, ha vuelto al istmo, pero su agenda  no le permitió llegar hasta Huamuchil, nos citamos en la terminal de ADO, ahí charlamos un largo rato, nos despedimos, no sin antes regalarme unos libros, que al recibirlos pensé en los niños y la cara que pondrían cuando les llevara su mensaje, y saber además que esos libros fueron obsequio suyo.

Darío y yo, seguimos a Lidia, en su gira por la región, fui invitado por mi amigo, y por otra profesora a trabajar en talles de Animación a la lectura, consideré oportuno invitarlo, una noche antes lo traje a casa, una vez que cumplí con su petición de solicitar permiso con su abuela, ella está a su cuidado desde que la madre lo abandonó para irse con su padrastro.

Darío, es un niño muy observador, atento y siempre encuentra una buena excusa sino tiene deseo alguno  de colaborar o cumplir con alguna encomienda, me gustaba esa resolución y sus interminables cuestionamientos. Motivos suficientes para convidarlo a estos talleres y a la gira.

Veía cómo se sentía, su transformación repentina,  desde que recibió la invitación de mi parte, a nuestro regreso escribió una crónica brevísima del recorrido. Lo transcribo integro.

Esto es para ti Lidia Zaragoza.

En el mar hay una letra M

y en la tierra hay una letra I

cuando juntes estas palabras te acordaras de MÍ.

Lidia Zaragoza, me gustaron tus cuentos  quiero que vengas otra vez a contarnos de nuevo y entérate de que ayer te anduve siguiendo todo el día en Chicapa de Castro, en la Colonia Álvaro Obregón, y también me gustaron tus cuentos que contaste en esos lugares.

Pero, pobre de ti ¿No sabías que los niños y las niñas de esa escuela de Álvaro hablan Zapoteco? Bueno esto es todo lo que tenía que decir, Lidia Zaragoza, te esperamos.

 

ATTE.

Darío Sem.

Una de las cosas que recupero de la gira, retomado por su  comentario, es la siguiente,todos reunidos después de terminar un mural entre varios. Pintaron una cara morena y le pusieron una corona brillante, los colores empleados del fondo la hacían ver con una armonía absoluta. El personaje lo tomaron de un libro de poemas, y una vez leído algunos discutían sobre su contenido, su extensión, pero sobre todos la determinación si lo pasaban o no al muro.

Ante estos sencillos conflictos, Darío, dio una propuesta acompañar la cara morena con una adivinanza, todos lo escucharon atentos, fue rápido al interior del salón y en breve traía consigo una hoja de cuaderno arrugado, leyó y decía ese no, lee otro y decía de nuevo no, a la tercera que lee todos al unísono gritaron, “ya Darío, elige”, y eligió. “En mi domino soy rey y en el tuyo soy esclavo”.

Esta adivinanza la tomó del libro “El espejo de los ecos” de José Emilio Pacheco, ilustrado aestilo del grabado japonés, donde Jesús Cisneros, trazó tenues siluetas y acentuados tonos para expresar estos poemas que son adivinanzas o adivinanzas que son poemas.

Mientras compartíael tallercon los padres.  El espacio que me reservaron fue el interior de la biblioteca escolar, que lugar más reconfortante.  Darío, aprovechóese par de horas, se la pasó hurgando entreloslibros, elegía uno y otro y otro más hasta tomar apuntes de lo que le llamó la atención, el resultado de ello es la adivinanza transcrita en la paredpor sus compañeros esa tarde.

Se espera de nuevo la visita de Lidia Zaragoza, un reencuentro les hará bien, los niños de todas las escuelas de todo el país, necesitan espacios de escucha, de expresión y goce, y Lidia, hace todo eso a la vez, con su jarana y su voz. Todo ello sirve para ampliar la mirada, afinar el alma para animarlos a hablar de sí mismos, para expresar por escrito dudas, sueños, alegrías y sinsabores.

No es justo seguir asfixiando los ambientes, seguir promoviendo el divorcio entre lo que ocurre en la escuela y lo que esta fuera de ella. La oscuridad de una cultura escolar priva el desarrollo de la creatividad, de la imaginación, y poco a poco recurre al abandono del cultivo del espíritu.

Ojala siempre exista, personas entusiastas, como mis amigos, que se empeñan en medio de carencias, dificultades, y apuros. Que se mantengauna ventana abierta para reconocernos afines, mutuos y con grandes deseos de transformar  y transformarnos como seres humanos, capaces y comprometidos –siempre-.

 

Víctor Fuentes

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