En Santa Rosa de Lima, los hombres también son tejedores de sueños

#SantaRosa 04 may (#Istmopress) .- En esta comunidad zapoteca ubicada en el Istmo de Tehuantepec, los hombres tienen una peculiaridad, no solo se dedican al campo y a la pesca como ocurre en otros sitios; sino son bordadores, con sus manos tejen enaguas y huipiles, que son la vestimenta tradicional de la mujer zapoteca, aquí nadie los discrimina y tampoco los considera gays, han heredado este oficio de generación en generación.

Los hombres tejedores de trajes regionales tiene una dualidad de oficios, en su mayoría son pescadores y tejedores y otros pocos albañiles, fontaneros, herreros entre otros más; más de ocho horas de su tiempo los dedican a bordar, y el resto que les queda libre van al campo y a la pesca.

Rubén Ramírez López es uno de ellos, tiene 61 años de edad y aproximadamente medio siglo (50 años) de elaborar trajes regionales, heredó este oficio de sus abuelos y padres, ahora son sus hijos y nietos quienes también son tejedores de sueños.

El artesano borda a mano, utiliza una aguja delgada a la cual le coloca hilos de colores y comienza a rellenar las figuras de flores del lienzo de la tela, la precisión y creatividad van de la mano, el artesano se vuelve un diseñador porque de él depende que la prenda guste a su clienta.

El mes de mayo para los pueblos del Istmo de Tehuantepec es considerado sagrado por su relación a la Santa Cruz 3 de mayo, se efectúan las fiestas patronales durante varias semanas, se realizan fiestas nocturnas, conviven hombres y mujeres quienes son las que portan con orgullo su atuendo, el más significativo que es el traje regional bordado a mano.

Visitar Santa Rosa de Lima es observar que en cada casa está un hombre sentado y bordando, no hay uno solo que no lo haga, para esta comunidad es normal, cortan e hilvanan los hilos y comienzan a tejer los lienzos. Un traje regional está conformado por tres o cuatro lienzos, tres o dos para la enagua y uno más para el huipil.

Son ellos con sus manos gruesas y fuertes quienes montan la tela, la tejen a mano con hilos de colores y las quitan, así sucesivamente elaboran al año entre 6 y 8 trajes que son utilizadas en las tradicionales velas de mayo de los pueblos del Istmo de Tehuantepec.

Rubén recordó que durante su infancia su padre le dijo que aprendiera a bordar , que nunca dejara de hacerlo porque siempre tendría para comer, debido a que no importa si hay lluvia o mucho viento, el bordado no se descompone, no se echa a perder.

“A mis 7 hijos, tanto mujeres como hombres les enseñé a bordar, les dije que aprendieran y ahora de eso viven, porque ahorita no hay empleo y ellos si tienen, aquí desde nuestra casa vemos caer la lluvia así como también soplar el viento fuerte y nosotros seguimos bordando, este arte nos gusta y nos ha ayudado a sobrevivir”, narró.

Los hombres de Santa Rosa se han auto empleado y cada vez aumentan más, no reciben apoyos de programas sociales y tampoco económicos referentes al artesano, solos han salido adelante y seguirán haciéndolo porque su arte se ha distribuido en diversas partes del mundo.

“Aquí llegan de todos lados, hacemos pedidos de personas de la Ciudad de México y también del extranjero, se admiran cuando ven a un hombre bordar, pero todo lo hacemos con gusto y pasión, tejer nos relaja, nos ayuda a comer y es nuestro empleo, somos dueños de nuestro tiempo”, expresó.

Santa Rosa de Lima, es un comunidad indígena que pertenece a San Blas Atempa, según el Catálogo de claves de entidades federativas, municipios y localidades, Octubre 2015, viven 17 mil 094 habitantes con muy alto y alto grado de marginación. El 80 por ciento de ellos habla su lengua materna, el zapoteco.

Ramiro no se cansa de tejer al igual que su esposa, ambos en sus 40 años de casados han obtenido de la elaboración de esta artesanía recursos para criar a sus hijas e hijos así como nietas y nietos quienes también son bordadores.

“Aquí en Santa Rosa, es parejo este oficio, hombres y mujeres bordamos, desde los diez años de vida ya estamos sentados con nuestro bastidor, nadie dice nada, lo hacemos por gusto y necesidad, aquí no hay competencias, porque también los muxes (homosexuales/transgénero) también bordan, en esta comunidad es un pecado no bordar”, expresó.

El artesano realiza un aproximado de seis trajes regionales al año , es decir durante dos meses confecciona cada uno, y los modelos varían, los hay de flores chicas, medianas y grandes, aunque confiesa que las favoritas de sus clientas son rosas grandes.

El ritual de Rubén comienza a las 6:00 de la mañana y concluye aproximadamente a esa misma hora pero de la tarde, todo el día está sentado en su bastidor, mientras teje escucha música y hasta canta, otras veces recibe visitas y así se le pasa el tiempo.

“Bordar es un verdadero ritual así lo he denominado, uno tiene que cuidarse las manos y no mojarlas tanto, además de no consumir bebidas frías por las largas horas que nos sentamos, también es importante la comodidad, sentarnos en butaques o sillas que no cansen la mano sin olvidarnos de la concentración y también la creatividad”.

Actualmente un traje regional cuesta entre 20 y 25 mil pesos que pareciera un costo elevado sin embargo la inversión de tiempo de dos meses además del material como son telas e hilos de buena calidad es equivalente al costo.

“Hemos confeccionado de todos los modelos y colores, nuestras puntadas son finas, llega mucha gente de todos lados, algunos del Istmo y otras a nivel nacional e incluso internacional, nuestros trajes se caracterizan porque elaboramos de flores grandes y coloridas”, expresó.

En las casas no hay una sola donde no se teja un traje regional, inclusive algunos se reúnen entre cinco o seis para terminarlo, otros cobran por una flor o por un lienzo, aquí en Santa Rosa, los bordadores primero tejen después van al campo o a la pesca.

“Estos casi 50 años tejiendo han sido de gusto, lo disfruto enormemente, me gusta, aquí creo nunca se acabaran las manos que tejen, aquí nacen y conviven con bastidores, hilos, tijeras y agujas, a los diez años ya empiezas a bordar, te casas y sigues haciéndolo, vas al campo o a pescar y cuando regreses te espera el bordado, de verdad que nosotros lo disfrutamos”, expresó.

Diana Manzo / Agencia de Noticias Istmopress

santarosa1

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  • septiembre 27, 2017 en 5:06 pm
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    Quiero que algún bordador me haga un traje, necesito hablar con alguna persona que lo haga. Me podrán ayudar

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