La justicia a cuenta gotas para Rosa  y su familia

DIANA MANZO/ESPECIAL SANTA MARIA XADANI, OAX 20 jul (istmopress) –Cinco meses han transcurrido de la muerte de Lamberto Hernández Regalado,  fue un  domingo 15 de Febrero, sollozando lo recuerda Rosa, su esposa, quién abraza fuertemente su imagen que extrae de su altar,  de una mesa de santos que todas las familias católicas zapotecas  tienen en el interior de sus hogares.

Originario del pueblo indígena zapoteca de Santa María Xadani, Lamberto cumpliría en este 2015, 49 años de edad y 27 años de casados con Rosa, una mujer trabajadora, quién ahora junto con sus cuatro hijos, tres mujeres y un hombre, claman justicia por la muerte de su padre.

La Casa de Rosa es de tejavana, en el interior  ha construido desde hace ocho años dos galeras que simulan cuartos, tal y como vivían por seis meses (enero- junio) en  el estado de Chetumal Quintana Roo, en donde acudían a la zafra (Corte de Caña) anualmente.

El municipio de Santa María Xadani, es de origen zapoteco, según el INEGI es una población con alta marginación, en donde habitan cerca de 7 mil  781 habitantes,  en donde el 89. 1 por ciento vive en situación de pobreza.

Del total de los pobladores, el 90 por ciento incluyendo menores de edad hablan su lengua materna, y en el mismo porcentaje  no pronuncian palabra alguna en  castellano.

En esta comunidad, según cálculos de los propios habitantes poco más de la mitad de habitantes van anualmente  al corte de caña y algodón a los estados de Quintana Roo, Michoacán, Veracruz, Coahuila  y  Nayarit .

Rosa  tiene 45 años de edad, es de complexión robusta, tal y como se identifican a las zapotecas,su oficio principal es la elaboración de totopos (Tortilla de maíz elabora a mano en hornos de comixcal) , alimento básico de los istmeños, apenas y si pronuncia palabras en español,  todo lo que se le pregunta es en su lengua materna (zapoteco).

Viste de enagua y huipil, ropa típica de una autentica zapoteca, además camina descalza, porque dice que así le enseñó su mamá, ¡Antes no había zapatos, nuestros pies se adaptan a la tierra y al polvo, así somos la gente humilde, pero honrada!

Hace ocho años,  por falta de empleo y para mejorar sus condiciones de vida, emprendió una nueva vida junto con Lamberto y sus hijos,  aceptaron viajar seis meses a Quintana  Roo al corte de caña sin importarles los riesgos de abandonar su hogar y ubicarse en otro estado de más de 18 horas de distancia, lo único que les importaba es mejorar su calidad de vida.

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Con el rostro desolado, respira hondo y por segunda vez repite que fue un domingo, día  en que les dieron a todos los jornaleros su descanso, que  casi nunca se los dan, cuando un conductor ebrio le arrebató a su esposo y también causó una quemadura muy fuerte a su hija de seis años, quien se encuentra hospitalizada en los Estados Unidos a través de la fundación Chao Min.

Así como Rosa, también Florentino Zaragoza perdió a su hijo, un joven de apenas 20 años de edad y ese mismo día  Clarissa de 22 años también se le murió su hijo de apenas dos años, todos  originarios de esta comunidad zapoteca.

La mujer indígena no recuerda mucho de lo que paso aquel 15 de febrero, solo afirma que  vio tirado a su marido y a su hija bañada con aceite oscuro caliente sobre su cuerpo, entró en un shock y despertó cuando todo era llanto y lagrimas a su alrededor.

Esa fecha, se convirtió en  un día eterno para Rosa todo era ambulancia, hospitales, llanto y desesperación; todo se perdió en aquella galera donde también habían habilitado una tienda de abarrotes, sus pertenencias de habían perdido, todo era un verdadero caos.

Rosa en Quintana Roo se dedicaba a vender comida y tortillas elaboradas a mano, Lamberto le había construido su horno de leña, mientras que sus dos hijas menores de edad acudían a la escuela para migrantes en este lugar y su hija la mayor se dedicaba a lavar la ropa de los trabajadores mientras que su esposo era jornalero en los cañaverales.

Tres días después de la tragedia, su dos hijas, su yerno y su nieto volvieron a Xadani, al abrir la puerta de su casa, en su mesa de santo, allí acostaron a Lamberto, quién se veló por un día y una noche, al calor de los cirios y flores para después ser sepultado.

Su hija de seis años, quien sufrió quemaduras Rosa no la ha vuelto a ver, ella está con uno de sus hermanos, el mayor de todos sus hijos en los Estados Unidos, tratándose y rehabilitándose por las afectaciones que sufrió.

La primera noche que llegaron a Xadani,  asegura Rosa, su hogar solo recibió visitas de mujeres y hombres vestidos de ropa oscura, todos le decían “lo siento”, “que tragedia”, “no es posible”, sin embargo para ella su mente solo pensaba en ¿Porqué Dios, porqué a mi me pasó esto?.

A Lamberto lo sepultaron con música tradicional de los pueblos del Istmo, donde los músicos tocan al compas de la tambora y de la carroza fúnebre, un gran contingente de amigos y paisanos lo acompañaron en su ultima morada.

Fue hace ocho años,  que a través de los altavoces  de la comunidad, personal del Servicio Nacional de Empleo llegó a Xadani para promocionar vacantes para jornaleros en Quintana Roo, en ese entonces Lamberto se acercó para pedir informes y finalmente lo convencieron.

“Llegó acelerado a la casa y me platicó que en Quintana Roo solicitaban mano de obra para ir al corte de caña, que pagaban todo, los gastos del viaje, daban hospedaje, alimentación, en fin me convenció y sin dudarlos viajamos todos al día siguiente y al llegar nos topamos con varias galeras, una estructura de concreto con lamina arriba y ahí nos acomodábamos todos, era un espacio incomodo, pero que le íbamos hacer, trabajo es trabajo”, expresó.

El grupo el municipio de Santa María Xadani  emigra anualmente con mil 200 migrantes, seguido de  otros municipios oaxaqueños San Juan Guichicovi, Santo Domingo Tehuantepec, Santiago Lachiguirri, Santa María y Santo Domingo Petapa.

Los zapotecos de Xadani, son considerados los mejores cortadores de caña del país por eso viajan a Veracruz, Tepic y Quintana Roo, pero también otros se van al corte de algodón a Torreón Coahuila y otros a Mazatlán Sinaloa.

Rosa describe que  después de tres años, su esposo por los años de experiencia asumió el cargo de Cabo, tenía un contingente de aproximadamente sesenta hombres que se dedicaban a cortar caña de 6 de la mañana a  siete de la noche .

“Por ser Cabo, el ganaba mil 200 semanales, mientras los peones como mi yerno cobran entre 700 y 800 pesos, para nosotros era un dinero valioso, porque no lo tenemos, y nos teníamos que aguantar, vivir en esas condiciones donde la tonelada de caña cortada la pagaban en 33 pesos ”, narro.

Mientras Rosa abandonaba su casa por seis meses, su cuñada era la responsable de cuidarlo. “Durante ocho años nos llevamos todo a Quintana Roo, desde hamacas, catres, horno de comixcal, hacíamos nuestra vida de zapotecos allá, los trabajadores ya nos identificaban, allá usaba mi enagua y huipil, me vestía como toda una mujer istmeña”.

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Una vez que concluyen los contratos semestrales, los xadeños vuelven a su comunidad, los menores de edad, acuden como cada año, a la escuela del migrante o para niños migrantes, la cual se ubica en esta comunidad desde el año de 1999.

Debido al gran numero de población  infantil y juvenil conformando parte de la población jornalera, agrícola migrante, en 1999 se crean el Programa de Educación Preescolar y Primaria para Niñas y Niños de Familias Jornaleras Agrícolas Migrantes (PRONIM) siendo hasta 2002 su operación oficial.

El PRONIM en Oaxaca se encuentra en localidades de las regiones como Papaloapam, Mixteca Alta, Mixteca Baja, Valles Centrales, Istmo y la Costa. En este estado se manejan tres ciclos escolares.

El Director de la escuela para migrantes comenta que en algunas ocasiones es necesario implementar dos ciclos escolares más por la demanda de niños y niñas, estos son, julio-diciembre y agosto-febrero.

En Xadani poco más de 300 menores acuden a la Escuela Migrante cada año, cuenta con instalaciones propias, que se han construido con el apoyo del Programa de Atención a Jornaleros Agrícolas (PAJA).

Una de las hijas de Rosa, “Alelí”  la penúltima acudió durante ocho años  a la escuela para Migrantes. “Me gustaba la escuela, porque en un tiempo conocía a amigos de Chetumal y al regresar a Xadani convivía con mis amiguitos de siempre, pero ahora ya no iremos, mi papá está muerto, dice mi mamá que ahora me inscribirá en la escuela primaria de la localidad”.

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El 15 de Febrero no se olvida 

Nunca olvidaré aquella tarde de domingo 15 de Febrero expresa Rosa, quién estaba haciendo la comida, mientras su  esposo e  hija estaban descansando en la galera, otros de mis hijos habían salido a la ciudad de compras.

“Cuando escuché el fuerte ruido y me tomé el pecho, mi corazón no paraba de latir, se movía como esas gelatinas recién cuajadas, de un lado a otro, al voltear vi un camión de esos donde colocar la caña en mi galera, todas mis cosas tiradas y al ver a Lamberto bañado en sangre grité y lloré, y el llanto no paraba cuando observe a mi hija, bañada en aceite del mismo camión, pedí ayuda, el resto de los jornaleros vino a auxiliarme al igual que otros paisanos, es algo que nunca olvidaré”, describe.

La mujer zapoteca precisa que ella junto con los otros jornaleros, al ver lo ocurrido,  no permitieron que el chofer de la unidad se fuera, además de que le detectaron aliento alcohólico y fue hasta que llegaron los peritos, quienes se lo llevaron.

“Ese chofer estaba alcoholizado, no sabemos si mucho o poco, lo que sí es que ocurrió una desgracia, nosotros vivíamos cerca de una carretera y el se estampó entre las galeras, por la falta de una barda de protección entró al fondo y ocasionó una enorme desgracia que mi corazón siente y añora justicia, porque hasta la fecha a mi esposo no lo indemnizan, fueron tres personas fallecidas y heridos”, puntualizó.

Para Rosa es reciente la muerte de Lamberto, apenas cumplió tres meses, el paño y la ropa oscura todavía la utilizará, porque es una tradición de los pueblos istmeños, andar vestida de pies a cabezas con ropa negra durante  un año.

La mujer zapoteca expresa que transcurridos los quince días  posteriores al sepelio de Lamberto y asesoradas por sus cuñadas e hija, empieza a comprender que ha quedado en el desamparo y con una hija menor de edad internada en los Estados Unidos.

“Ni el patrón de Lamberto ni el dueño del camión o el chofer les intereso lo que ocurrió con Lamberto y su familia, murió como si nada, entonces mis cuñadas y familiares me orientaron la necesidad de pedir una pensión alimentaria y una indemnización para sobrevivir en lo que más o menos me acomodo, ahora la jefa de familia seré yo”, expresó.

Ella poco sabe de leyes y al verse desesperada, no tuvo otro camino que pedir auxilio con una de sus familiares que viven en Juchitán Oaxaca, quienes a su vez la guiaron con Abelardo Pineda Orozco, dirigente de la  Coordinadora Democrática de Pueblos (CDP) vinculada con Coalición Obrera Campesina Estudiantil del Istmo (COCEI).

Abelardo es dirigente de una organización que apoya a mujeres, hombres  y menores de edad que viven injusticia de parte del patrón o de alguna empresa, él junto con otros abogados acudieron  al lugar de los hechos en el estado de Quintana Roo, en donde los patrones del esposo de Rosa, simplemente no han querido atender sus exigencias.

El dirigente junto con el abogado de nombre Jesús Pineda Gutiérrez, visitaron Chetumal y al llegar con  uno de los contratistas avalados por la CNPR o Grupo Ejido Allende en el estado de Chetumal Quintana Roo,  simplemente dijeron no saber de nada.

“Es una tristeza  la situación de los migrantes mexicanos sobre todo indígenas que se trasladan al interior de algún estado de la republica mexicana es claramente en un sentido de explotación laboral, sabemos de al menos setenta familias más de Xadani que viajan anualmente al corte de zafra, pero lamentablemente nos llevamos la sorpresa de que no hay un autentico contrato de trabajo y que sea avalado por la Junta laboral Federal, no lo hay es un simple documento que carece de sentido jurídico”, sostuvo.

El abogado narró que junto con Abelardo visitaron posterior a los nueve días  el ejido  de Allende que pertenece al municipio de Othon P. Blanco en Quintana Roo,  para realizar las observaciones del sitio de la tragedia, llevándose por sorpresa que no había indicios de nada y que la galera estaba reconstruida.

“Al analizar el contrato laboral que supuestamente hacen firmar a los paisanos de Xadani, encontramos que no aparece nombre de la empresa, sino de un comisionado de la cosecha, que en este caso es el nombre de Richard Reyes Palacios, asimismo de un jefe del grupo Allende, de los cuales sabemos pertenecen a la  CNPR (Confederación Nacional de Productores Rurales)”, expresó.

Pineda Gutiérrez agregó que el convenio zafra 2014-2015 que firmaron las personas que fallecieron,  carece de requisitos oficiales que debe contener un contrato laboral colectivo, como son Días de descanso, salarios y materiales de suministros, lo cual induce que esta a favor del patrón pero no de los obreros, que lo único que hacen es explotarlos.

“El contrato no hay una responsabilidad social del Patrón, ambas personas que firman en el convenio zafra, lo único que nos dijeron es que ellos cumplieron  con el pago del traslado de los fallecidos, en el cual invirtieron 80 mil pesos, pero que lo demás no lo pagaran porque es culpa del chofer, porque quién por perder el control se metió a la galera”, indicó.

El abogado describió que al conocer la carpeta de hechos por parte del ministerio público de Chetumal, descubrieron que se omitió culpabilidad en el chofer, debido a que según testigos que son otros trabajadores,  conducía en estado de ebriedad, sin embargo eso no aparece y por lo tanto indica que se trata de  un homicidio culposo por transito de vehículo, el cual no existe agravio y puede salir bajo fianza.

“Este tema está muy delicado, porque han tres meses y las autoridades que deberían darnos el respaldo como  son el Servicio Nacional de Empleo delegación Oaxaca, que hace los convenios con la delegación Chetumal de esta misma institución dicen que ellos solo se encargan de que el traslado de los obreros cuente con seguro de vida y una vez entregados corre a cuenta del comisionado de cosecha del cañaveral”, apuntó.

Abelardo indicó que hace menos de un mes, se logró por fin  después de dos meses de insistir que el Instituto Mexicano del Seguro Social pensionará a Rosa y a su familia, no es mucho pero al menos para sus gastos de luz y agua les alcanzará.

“Nosotros lo que exigimos es la intervención del gobierno del estado de Oaxaca, que apoye y exija justicia para los jornaleros inmigrantes indígenas de Xadani y del estado de Oaxaca,  vemos claramente a los de San Quintin, asimismo estos paisanos zapotecas quienes viven una explotación real, de que sirve que el Servicio Nacional de Empleo promueve contratos cuando la realidad es otra, de precariedad y explotación”, puntualizó.

Rosa asegura que los tramites son cansados, quincenalmente va a Chetumal para ver la situación de la indemnización, asegura los patrones son “ingratos”, porque ahora que esta abandonada parecen no conocerla, la ignoran y eso es injusto.

Por las noches asegura que llora por su esposo pero más por su hija, una pequeña de apenas 6 años de edad que tiene tres meses de no verla;  la falta de dinero y la nula  respuesta de las autoridades en el acompañamiento para exigir su indemnización la mantiene estática, asegura que es difícil lo que vive, pero lo único que exige  y exigirá mientras viva es ¡Justicia!

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