CRÓNICA: TERCER TORNEO INTERNACIONAL DE PESCA DEPORTIVA, MARLIN FEST 2025.
Por: DULCE JIMÉNEZ (alumna de la UMAR)
¿Qué tan pesado debería ser un pez para posicionar a su pescador en el primer lugar de esta competencia? No puedo calcularlo incluso cuando puedo observar frente a mí a los marineros cargando a un marlín. Distingo en ellos el empeño por sostenerlo; aprietan los labios por la fuerza que su cuerpo está ejerciendo, sus rostros están enrojecidos, y los brazos y piernas demuestran la pesadez al avanzar.
El sábado 22 de marzo arribó una lancha con un ejemplar que pesaba 131 kg, es hasta el momento quien lleva la delantera en el torneo. Su llegada despertó la emoción del público, de los jueces, e intensificó todavía más la de los tripulantes que lo arrancaron del océano para llevarlo hasta la bahía principal de Puerto Escondido. “Batallamos un poquito para sacarlo, porque el pez estuvo peleando por un buen rato”, me cuentan que decían los marineros.
Este domingo con los primeros rayos del sol volvieron a despedirse las más de 60 embarcaciones que se dieron cita en el puerto para adentrarse en el gigante azul, el campo de batalla de los anzuelos hambrientos por capturar al “picudo” más grande, al pez marlín que significa para el ganador del torneo un premio por seiscientos mil pesos.
Desde las primeras horas de la mañana, el ambiente puede percibirse alegre y a la expectativa, es como si todos los presentes estuvieran esperando algo, y no es para menos, es el último día del torneo internacional de pesca deportiva, en donde compiten pescadores locales, nacionales e internacionales que siguen en busca de la pesca de su vida por el océano.
Algunas personas esperan mientras disfrutan de un baño de agua salada en compañía de la familia, parece ser que el Marlín Fest es un pretexto ideal para escapar de la rutina e ir a vacacionar a las playas de la costa oaxaqueña. Otros más se encuentran trabajando ofreciendo bebidas, mariscos, frutas frescas, ropa de playa y servicios de paseo en lancha para disfrutar la estancia en el lugar.
Están quienes se encuentran instalando el escenario que por la tarde recibirá a los grupos de música para amenizar el cierre del evento. A unos cuantos pasos de ellos podemos observar al staff bajo una carpa blanca; se encuentran divertidos platicando entre ellos, puedo distinguir su buen humor y concentración en la charla que sostienen. El juez principal, Benito Silva, va de un lado hacia otro, se muestra ocupado y atento a los requerimientos del día.
Luego de unos minutos se acerca un joven de manera espontánea a platicarme que un amigo suyo está participando en el torneo, me cuenta que a pesar de que su abuelo posee una embarcación, él no va de pesca, ya que implicaría una inversión mínima de 3 mil pesos, por eso prefiere ser espectador y esperar que a su amigo le vaya mejor que el día anterior que no logró atrapar ningún ejemplar, ni en la categoría marlín, ni en la del pez dorado.
Después de algunos minutos, escucho que uno de los conductores del evento anuncia con una emoción que contagia que está próxima a arribar la embarcación que nos regalaría la primera pieza del día. Los integrantes del staff se levantan de sus asientos y dirigen su mirada hacia el mar, esperando ansiosos la llegada de la embarcación “Bela Daxhen” proveniente de Puerto Angelito, una playa ubicada aproximadamente a un kilómetro y medio de distancia de la bahía principal de Puerto Escondido.
En cuanto llega a la orilla, se pide a los visitantes que dejen espacio libre para transportar al primer marlín del día hacia “la mesa de las emociones” en donde se coloca a la pesca para retirar el anzuelo, limpiarlo un poco y posteriormente atarlo a una soga que lo mantendrá firme en la báscula.
Es un ejemplar pesado, de acuerdo con el señor que habla al micrófono, lo suficientemente grande como para que el marinero pida la camilla de madera para transportar la pieza, para eso debe pesar más de 50 kg, y en efecto, bastaron 8 hombres para lidiar con el peso de 117 kg de esa “marea”, como suelen decir los pescadores.
Los observadores nos movemos como cardúmenes para admirar lo que han traído los navegantes, siendo las 9 de la mañana con 47 minutos. Nos movemos de la orilla de la playa hasta la parte de enfrente de la carpa del staff, nunca antes había presenciado este proceso. Miro al picudo inerte, con la boca abierta, sus escamas lucen lisas y azuladas. Todos admiran lo que tenemos frente a nuestros ojos.
Después de que analizan los parámetros con los que debe cumplir la captura, lo mueven hacia un lugar en la playa en donde lo cuelgan con una soga, la multitud se mueve hacia donde el marlín va. Los espectadores comienzan a tomarse fotografías con él, todos sonríen y se muestran orgullosos, como si también fuera un logro propio, algunas personas me piden que los fotografíe, lo hago de manera amable, pero luego de eso sólo puedo quedarme observando al pez, ahora escurre sangre por su boca; me gana la curiosidad y estiro mi mano hacia su piel que es rígida y lisa a la vez.
Transcurre el día y el calor se vuelve cada vez más asfixiante, en estas horas me he acercado a conversar con uno de los integrantes del staff, quien en algún momento de la tarde, me ofrece simpáticamente un plato con filete, aderezo y tortillas. Era una carne deliciosa, suave y jugosa; por un momento me olvido de los 32° de temperatura que han tornado rojiza mi piel y disfruto del manjar que me han obsequiado.
Conforme avanza la tarde, después de las 3:00 p.m. van llegando las lanchas a la orilla del mar y se repite el proceso de revisión de las piezas. A quienes nos encontramos haciendo el seguimiento de la llegada de cada embarcación nos mantiene en vilo la expectación, no sabemos si detrás de un picudo vendrá otro que lo despoje del lugar que ha logrado mantener en la tabla de registro, realmente es como si también me volviera una de las participantes que espera posicionarse en uno de los lugares ganadores, se puede sentir un entusiasmo envolvente.
En algún punto de estos minutos escucho decir al presentador que ha llegado una marlín azul que aparentemente tenía consigo huevecillos, mismos a los que se le ha arrebatado la posibilidad de la vida en ese paraíso acuático. Puedo percibir una expresión de lástima proveniente de aquellos que hemos oído lo que acaban de decir, por un instante se apacigua el ruido, pero después todo vuelve a ser como hace unos minutos.
El éxtasis más evidente sucede cuando 5 minutos antes de que se cierre la báscula del torneo, a las cuatro de la tarde, llegan las 3 últimas embarcaciones que entrarían en la competencia, esos instantes son decisivos para un pescador, ya que podrían quedarse fuera del torneo si no llegan antes de la hora exacta, tal como le ha sucedido al presidente de los prestadores de servicios turísticos, Diego Rosette. Me contó que en repetidas ocasiones ha llegado tarde al cierre de báscula, sin embargo, esos tropiezos lo han vuelto un mejor participante según sus palabras, ya que es todo un reto atrapar un pez de la magnitud de un marlín, lo que importa es no dejar de intentarlo. Y al menos para él no es una opción dejar de hacerlo, ya que le tiene un cariño inmenso a la pesca, lo puedo notar por su voz alegre, los ademanes enérgicos, su rostro y palabras que expresan felicidad y nostalgia al compartirme que es una actividad que comenzó a realizar a los 8 años con su padrino. Hasta la fecha es una de sus pasiones.
En los instantes posteriores a la conclusión del registro de “marea”, aprovecho para recorrer el perímetro, ya se percibía el ambiente de fiesta, cada vez eran más y más los asistentes que invadían la playa ansiosos por celebrar el triunfo de los pescadores que habían invertido tanto esfuerzo, tanto tiempo y tanta vida para ello.
Dos horas después llegaría el momento de conocer, tras un largo y caluroso día, quién sería el marinero que subiría al pódium por la victoria de la competencia, era incuestionable la inquietud que demostraban los presentes por querer saberlo, había crecido la incertidumbre conforme el sol se despedía en el horizonte.
En unos minutos ya podíamos oír que el tercer lugar era para “Mata Marlín Jr.” de Puerto Escondido; el segundo lugar para “P.G. Inmobiliaria”, también de la casa, con especies de 121.5 kg y 125.5 kg respectivamente.
Luego de esto pudimos confirmar que desde el día anterior, nadie había desplazado a la embarcación “Blue Bite” de Manzanillo, Colima, pues con su ejemplar de 131 kg fue acreedor al primer lugar indiscutible del torneo. Los tripulantes disfrutaron de su momento de gloria a la vista de la multitud mostrándose orgullosos de su destacable logro. Gran parte de los ganadores subían al escenario a recibir sus premios junto con su familia, entre ellos se encontraban sus amados bebés, pareciera que fueran ellos quienes les regalaron la suerte. Para el barco “Blue Bite”, no fue la excepción y se proclamó campeón de la tercera edición del Marlín Fest 2025; sin duda esta vez los acompañó la buena mar y la buena pesca.