Escribir desde la dignidad 

América Armenta

¿Qué herramientas se deben tener para cubrir la sociedad incluyendo a todas, todes y todos? es una pregunta que ha pasado por mi mente y seguro en la de otras personas que escribimos en los medios de comunicación, en aras de cada vez realizar un mejor trabajo.

¿Qué pueden hacer los medios de comunicación para evitar la discriminación? Los estereotipos que han prevalecido se pueden dejar atrás, identificando los problemas, como dejar de mostrar la violencia como algo natural e inherente a las mujeres.

El mostrar a las mujeres como madres o esposas o con dependencia emocional; las mujeres como enemigas o amenaza de los hombres; la cosificación de las mujeres y asumir que las aspiraciones son siempre estar con un hombre, son algunos de los rasgos del sexismo mediático que se tienen que dejar de reproducir.

La agenda feminista no es una agenda nueva, hay un marco normativo robusto internacional y esfuerzos locales que nos pueden servir de guía para abordar los temas de las comunidades que estamos cubriendo, desde los derechos humanos y lejos de la revictimización.

En un sistema en el que se suele culpar a las mujeres de lo que ocurre, es decir, que la sociedad argumenta que por el hecho de ser mujeres son merecedoras de la violencia, la permisividad que justifica que las mujeres se lo buscaron, nuevas maneras de contar historias es urgente.

Ese es un sistema que se busca tumbar, actualmente prevalece en la estructura económica, política y social; es resultado de la misoginia y la impunidad, en donde están el 97 por ciento de los casos de violencia a mujeres, sin resolver.

Las propias autoridades de seguridad asocian a las niñas y mujeres los delitos sexuales como las violaciones, los de violencia feminicida y la familiar, mientras el resto no está segregado; por ejemplo los robos, como si fueran exclusivos de los hombres o que no hubiera contextos en que las mujeres se ven aún más vulnerables a este delito.

La académica y activista Aimée Vega Montiel compartió que ha encontrado a través de su trabajo que a las autoridades les resulta más fácil no hablar de toda la incidencia delictiva que sufren las mujeres, pues esto sería reconocer que hay un problema y tener que trabajar sobre el mismo; por lo que la visión fragmentada de las instituciones permite que no se actúe sobre estos problemas y es así como el patriarcado actúa.

Hablar de la falta de perspectiva de género y de derechos humanos que hay en la cobertura de la violencia contra las mujeres, incluye hablar de la situación de las mujeres periodistas en los medios de comunicación; donde se siguen presentando condiciones laborales injustas, acoso y hostigamiento sexual, además de la falta de representación.

Denunciar las coberturas mediáticas en las que las mujeres se ven revictimizadas por conseguir lecturas de las notas es una tarea permanente; en respuesta nos queda apegarnos a la escritura con ética y mostrar que las mujeres somos víctimas de una violencia estructural, en la que el Estado no ha garantizado que no se siga ejerciendo y una vez que se ejerce, no hay justicia.

Las mujeres periodistas nos enfrentamos también a trabajar con funcionarios públicos, desde policías, gobernadores, legisladores, entre otros; siendo este grupo el principal agresor de quienes trabajamos en medios, pero desde el discurso oficial se habla de los grupos criminales como principales agresores y no es así.

Desde Exprésate 2023, en el Curso Periodismo más Incluyente, iniciativa de la Fundación Internacional de las Mujeres en los Medios, hemos aprendido que desaprender es necesario, que podemos romper los pactos y comprometernos con las niñas, adolescentes y mujeres que sean víctimas y deseen contar sus historias.

Contar historias desde la dignidad y demostrar que las mujeres no pertenecemos exclusivamente a una agenda soft, sino que podemos analizar y escribir sobre distintas agendas y su impacto, desde la transversalidad en todos los temas; todas, todos y todes podemos ser parte de la resistencia.

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