Estamos rotxs: terapia psicológica a pie de lucha

Por: Rocío Salas Arreola / Perimetral Press 

#NoSomosVíctimas

La gente de Lagos de Moreno ha estado sometida a mucha violencia e inseguridad sin que las autoridades atiendan a las víctimas directas –y menos a las indirectas- de violaciones graves a los derechos humanos; autogestivamente un grupo de psicólogas han salido con pancartas a las marchas donde se exige justicia, para ofrecer acompañamiento psicológico muchas veces gratuito, porque aunque también <<estamos rotxs>> dicen, es su forma de combatir la guerra de baja intensidad.

Para Celina García, psicóloga con 7 años ejerciendo como terapeuta, las estadísticas y los números son importantes, no más que las personas sin duda, pero sí le sirven los datos para darse una idea de la cantidad de gente que está resultando afectada por la violencia de alto impacto y los daños emocionales, por vivir en Lagos de Moreno.

Estamos hablando de un municipio del estado de Jalisco en la región de Los Altos que saltó al escándalo internacional, cuando se dio la desaparición masiva de cinco jóvenes el 14 de agosto, este año, mientras sucedían las fiestas patronales del pueblo.

Esa no fue la primera desaparición masiva en esta localidad, pero la crueldad de las autoridades locales y la Fiscalía del Estado de Jalisco de proyectar en una reunión privada a los familiares de los jóvenes desaparecidos un video de cómo uno de ellos masacraba y tortura al resto, para luego filtrarlo a la prensa nacional, detonó una histeria colectiva y un duelo interminable.

Pueblo Mágico que desaparece personas

Lagos de Moreno tiene una población de 172 mil habitantes, poco más de 90 mil vive en la cabecera municipal. La zona rural se distribuye en 420 comunidades, entre rancherías, ejidos y pequeños asentamientos humanos. 

Además de contar desde 1989 con nombramientos que han “enaltecido” el espacio como Zona de Monumentos Históricos, Patrimonio de la Humanidad en 2010 por la UNESCO, Camino Real Tierra Adentro, por si no fuera suficiente, entró al programa de Pueblos Mágicos de la Secretaría de Turismo federal, en 2012.

Desde entonces pareciera que se desató una neblina de la que no estamos logrando escapar: la cantera histórica de las calles centrales del pueblo, por las que se ganó el mote de la Nueva Atenas, pasó a simple anécdota cuando comenzaron las desapariciones y los feminicidios, como secuela de la pugna territorial entre células delictivas, descomposición social, pobreza, y mucha violencia doméstica.

Lagos de Moreno junto a otros municipios como Encarnación de Díaz, son frontera entre Zacatecas y Guanajuato, un corredor donde se miden los fuegos operativos para ver quién quema más, si el Cártel de Sinaloa (CS) o el Jalisco Nueva Generación Jalisco (CJNG), este último es el imperio global al que nadie le está poniendo freno.

El municipio alteño ocupa el octavo lugar en Jalisco en asesinatos. De enero a junio del 2023 aumentó en 114% con un total de 30 asesinatos, con respecto al 2022; se sumaron 34 muertes todo el año. 

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También es importante mencionar los enfrentamientos en la zona rural, cuerpos desmembrados en la zona urbana y ejecuciones a plena luz del día. 

Sobrevivir a la violencia: reconfigurarse para servicio comunitario 

Celina desde hace unos años estudió psicología en la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA) y después de pandemia por la Covid 19, inició con la Clínica Servicios Psicológicos del Valle (SPV), hay que decirlo: la primera y única iniciativa en Lagos de Moreno para atender víctimas de violaciones a los derechos humanos.

Lo hizo con sus propias luchas internas: primero como madre criando en solitario y después en pareja; tienen claras las necesidades y urgencias de salud mental, dentro de una sociedad donde reconoce “estamos rotxs”.

Celina García es una persona que ha padecido situaciones de violencia y desde esa consciencia de saber que no es la única, se ha ido especializando para acompañar a víctimas sobrevivientes de diferentes traumas; no tiene el mayor problema de hablar desde las situaciones que le han sucedido o tocar los temas “incómodos” para romper vínculos y modos heredados, incluso, habla de cómo lo ha abordado con sus hijos y su pareja. Hay que “des-aprender”, dice. 

Lo que ella trata es empatizar con usuarixs.

“Yo siendo mamá soltera, por ejemplo, tampoco viví todo lo que viven otras mamás, no me puedo llenar la boca diciendo eso, por eso nunca utilizo ese argumento y evitar ser eterna víctima”, reflexiona en la entrevista.

Este planteamiento de ofrecer atención a víctimas de violencia y violaciones a los derechos humanos en una ciudad cosmopolita puede parecer de lo más normal, pero al hablar de Lagos de Moreno es importante explicar que se trata de un pueblo muy grande con empuje industrial, mucha migración y, por lo tanto, de hábitos machistas.

Lagos de Moreno es una ciudad-pueblo llena de clasismo, racismo, ciudadanos regidos por una catolicidad asfixiante y un desarrollo cultural en mano de las élites que han controlado el arte y está lejos de ser popular o algo para mitigar problemas. 

Nadie atiende a las víctimas

Cuando Celina inició con los servicios de la clínica tuvo que atender varias complejidades: la doble nacionalidad de ser mexicana y estadounidense, pues “Lagos absorbe, puede ser muy amoroso pero también un municipio muy despiadado”, refiere.

Cuando se habla de Lagos como si fuera una persona, es porque también los lugares, los espacios, cobran vida; pareciera que deciden quién es apto o tiene permitido vivir en su territorio.

Lagos de Moreno tiene aspiraciones de ser potencia industrial como su vecino León, en Guanajuato donde también se da una disputa territorial a sangre fría, por lo que ha provocado un resquebrajamiento social y se corrobora con datos. 

Desde el año 2020 está dentro del semáforo delictivo con un problema que crece cada día, pero todos lo guardan en casa: violencia intrafamiliar, violencia machista. 

Existen los datos de las muertes violentas por las que, cuando se emitió la Alerta de Violencia de Género contra Mujeres en 2018 a Jalisco, se extendió tal alerta a Lagos de Moreno, como pasó también con Ciudad Guzmán.

Lo que no ha existido por parte de instituciones gubernamentales a nivel municipal o estatal como Igualdad Sustantiva, es una política de atención psicológica sobre cómo atajar y prevenir el problema.

Otro dato alarmante es que según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO) hay 520 denuncias de desaparición, pero se sabe al caminar en el empedrado, que son casi mil familias buscando principalmente a jóvenes, pero temen poner denuncias en la fiscalía.

De las 168 fosas clandestinas de todo el estado de Jalisco 17 están en esta región Altos Norte entre San Juan de los Lagos, Ojuelos y Lagos de Moreno, según datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).

Celina inició en un pequeño espacio a dar atención psicológica y ante la demanda, fue delegando casos e invitando a otra psicólogas y psicólogos que iban egresando.

Comenzó todo a crecer como cualquier iniciativa pero no es un simple proyecto o negocio, es una clínica psicológica donde más allá de la ganancia de dinero, experiencia y prestigio, la apuesta es hacer algo concreto por la salud mental del pueblo.

Es dibujar en la oscuridad para Celina, pues el contexto no favorece: el consumo de alcohol es una de las principales formas de evadir la realidad de la violencia y se da en todas las localidades del municipio alejadas de la cabecera.

Además, no se cuenta con servicios especializados de salud y menos de psicología; en gran medida la fortaleza de la población es la religión.

Población alterada y sin opciones

La comunidad de la Clínica Servicios Psicológicos del Valle (SPV) también tiene que sacar fondos para pagar tratamientos cuando se requiere y las personas no tienen recursos.

Aunque por ley le corresponde al Sistema DIF Jalisco proveer servicios psicológicos, a la Comisión Estatal de Atención a Víctimas e incluso a la Red de Centros de Justicia para la Mujer que pasó de formar parte de la FGEJ a la secretaría de Igualdad Sustantiva: eso no existe, no hay en Lagos de Moreno quién atienda a las familias en duelo.

Organizarse para atención psicosocial

La atención a la salud mental en el municipio está en pañales. Hay egresados de psicología en la Universidad de Guadalajara o de universidades privadas sin un campo laboral dónde insertarse, no es suficiente o por lo menos no existe una institución que concentre lo que aqueja al laguense, mucho menos se ven brigadas de ayuda en las localidades alejadas de la cabecera.

A eso se suma que a principios del 2023 se emitió un comunicado de la Red de Profesionales de la Psicología en Lagos de Moreno, por el aumento de ofertas seudocientíficas de atención a la población a través de cursos, talleres o monólogos de teatro aparentemente terapéutica, pero por supuestos profesionales sin tener cédulas médicas ni formación específica.

Para Celina es muy peligroso esto, ya que llegó a atender a ciertos pacientes que primero pasaron por terapias con medicinas alternativas para curar la depresión y lo que ocasionó fue un desajuste hasta activar tendencias suicidas. 

“Es complicado curar la mente, para nosotros que tenemos todas las herramientas es complicado, ahora una persona que sólo quiere curar con medicinas alternativas o bien aquellos que sólo por energías y que no llevan un protocolo, es imposible”, mencionó Celina.

Pero también cree que estas terapias con medicinas alternativas o energéticas no son malas pues cada quien tiene la libertad de elegir con qué se puede sanar, pero en el aspecto de traumas y trastornos psicoemocionales, se mantiene más cautelosa y pide la misma cautela a la población a la hora de elegir con quién tratarse psicológicamente.

Acompañar un pueblo en trauma colectivo

En Lagos de Moreno desde hace unos años vivimos con dos problemas sociales que al menos uno de ellos nos explotó en las manos hace poco: los desaparecidos.

“¿Te tienes que morir muy culero para que la gente se mueva?”, reflexionaba en voz alta Celina, después de que nos enteramos el 11 de agosto de este año, que habían desaparecido cinco jóvenes al mismo tiempo, en el mismo lugar; videos filtrados mostraron la violencia bajo la que los tenían retenidos de manera forzada.

El pueblo “mágico” se hizo tendencia no sólo a nivel nacional sino internacional. Durante esa semana ella sentía el ambiente muy tenso, pues la gente sabe que no está segura ni en su casa y “¿qué hacer?”, se cuestionaba con urgencia.

Se vino la catarsis después de la parálisis y hubo una vigilia una semana después.

La comunidad SPV estuvo en la calle donde se concentró la gente en el Jardín de los Constituyentes.

Estaban multiplicados los carteles que decían <<Primeros auxilios psicológicos gratis, no estamos solxs>> y estuvieron atendiendo a las personas que se acercaron.

El contexto y problema es que la violencia se multiplicó y ninguna autoridad local hace nada para mitigar los daños, para Celina es importante que se ataquen los problemas individuales, los que alteran a cada uno como la violencia intrafamiliar, pero también las violencias que vienen desde el Estado.

La religión y pobreza, obstáculos en terapia

Dentro de la Clínica de Servicios Psicológicos existen otras personas que están tratando problemas que son importantes visibilizar, como lo mencionamos desde el inicio de este reportaje: la violencia intrafamiliar es uno de ellos, el más constante y la violencia contra las mujeres.

Para Yesenia Zermeño, psicóloga que forma parte del colectivo y atiende niños, jóvenes, sobretodo en el tema de abuso, menciona que es una constante acompañar esos procesos con complicaciones y ataduras sociales por el tipo de formación cultural en Lagos de Moreno, totalmente conservadora.

Habla cómo no se acepta ni reconoce que se tiene un problema grave o se está sufriendo abuso porque se ha “normalizado” que así se educa; “es muy complicado que se abran, es un trabajo que estamos tratando poco a poco de hacer”, concluyó.

Por su parte Danahe Palomera, trata los casos de violencia a mujeres, pero también se enfoca a niños y jóvenes. Ambas son parte importante de la clínica; Danahe realiza junto con Celina varias dinámicas y talleres en escuelas. 

Las dos hace poco que se integraron a la comunidad SPV después de las Jornadas Psicológicas, estas jornadas iniciaron en septiembre y ellas están desde el 2020. Una adversidad es que no hay estadísticas por parte de las autoridades locales y quienes están acudiendo a los servicios son población en pobreza que no pueden costear un tratamiento psicológico ni psiquiátrico. 

Yesenia afirma que la sociedad de Lagos de Moreno continúa en apariencias porque se ha vuelto muy difícil acompañarla al no concluir las sesiones requeridas. Se suma el estigma social de ir a terapia y que la gente “no quiere nada gratis, porque entonces las personas ven que están haciendo caridad con ellos”, apunta y considera un problema absurdo pero concreto.

Pero, ¿qué hacer cuando el estigma social y además económico es determinante para que se interrumpa la atención mental? Danahe explica cómo han ideado mecanismos de retribución: “se les pide a las personas que si realizan algo, arte, manualidad, cocina, lo retribuyan y cada una determine qué hacer y a través de Celina se ubique el trabajo social; así la gente no lo ve como gratuito.”

¿Activismo o militancia?

Tratar de hacer brigadas psicológicas es un proyecto ambicioso, porque no cualquiera tiene el tiempo ni la condición, y más si el lugar es hostil para eso, aunque sea una coraza aquello de que nadie se acerque a vulnerar el espacio mental.

Celina con sus propios problemas familiares, se contextualiza en la emergencia y responde la pregunta: “Lo que hacemos en SPV no creo que sea ni militancia ni activismo, porque no es así. Yo no sé en dónde entra esto y no me interesa, la verdad es que nunca me he puesto que soy activista, más bien he sentido la necesidad de que se puede hacer algo en vez de estar haciendo cosas aisladas, pues mejor concretar una sola cosa bien hecha”, lo dice con confianza.

La Comunidad SPV está atendiendo a una persona que fue beneficiada para tratarse gratuitamente, se tenían tres, pero dos desertaron, ya no volvieron a la clínica.

¿Hay que echarle la culpa a alguien si un paciente se va?, me pregunto. Desde la perspectiva de Celina, Yessica y Danahe no es culpa de nadie, es el miedo de enfrentar situaciones y cambiarlas, pero que no están en el momento o condiciones de hacerlo.

Para este artículo buscamos a varixs consultantes para obtener algún testimonio y retroalimentación de los servicios psicológicos que han recibido. Aunque respondieron con interés, no atendieron preguntas, pero constatar que las personas con historia de violaciones a sus derechos humanos están acudiendo a atenderse más allá de lo que les dicen en el púlpito o en confesión sacerdotal, es un signo de que tardará, pero los daños psicoemocionales están siendo atendidos.

Llevan poco tiempo haciendo las Jornadas Psicológicas una vez al mes, cuando todo el equipo de SPV se moviliza a cierto punto de la ciudad y anuncian, van a atender a quien se acerque. 

Están conscientes que si bien no es una atención psicológica como en el consultorio, la atención a dudas, preguntas, si alguien quiere acercarse a hablar, están abiertas.

También se aplica un formulario donde hay varias preguntas con la meta de obtener datos y poder armar proyectos más dirigidos y promover políticas públicas. 

En las primeras jornadas se acercaron tres personas y para Celina como el resto del equipo “es un buen comienzo, es todo, iniciar”.

Esta publicación forma parte del proyecto #NoSomosVíctimas, de la Alianza de Medios de la Red de Periodistas de a Pie, financiado por la Embajada Suiza en México.Intervención ilustrada de las fotos: Jengibre Audiovisual

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