Víctor Fuentes/La mitad del sueño es compartido

Colaboré con los docentes esa mañana del 8 de mayo del año 2018, después de viajar dos horas entre carretera y camino de tierra parda,quise estar un díaantes para mirar,olor y sentir, saberun poco de losanfitriones, sus niños y en general dela comunidad, en media hora ya sabíaque había más templos evangélicos que la capilla principal del pueblo, ya es poco visitada, que están albergando al administrador del municipio. “Nosepudieron elegir bien, entre ellos” me decía la maestra. “Hubo pleitos, pero nomuertos, ya se calmaron las cosas”. Advirtió sonriendo. 

Antes que anocheciera volvió el director desu viajehabitual a la supervisión que se localiza en Palomares, Oaxaca. Ese día lo llamaronparalosconcursos de conocimientos y de escolta, asistió puntal, antes de tomar café y leche. Hablamos deloque haría yqué quería que dijera o mejordicho en qué debería poner el acento, estaban cerrando el proyecto escolar, sobre la reforestación, el tercero del ciclo escolar 2017-2018.

Evitar la tala inmoderada e incluso clandestina. Eso era lo que les importaba más. El director joven de edad ytambién en elservicio educativo. Me lo dijo serio y convencido. Sus ayudantes, dos de ellos, también apoyaron la idea, recalcaron que laplática debe ser orientada en esos términos,paraestar ahí fui invitado por una conocida y, además mi pariente cercano, nos vimos a la cara. Como animándome a decir sí. 

Después me contó cómo es que lograron convencerlos (hasta el intendente) de pagar cien pesos por cada uno de ellos hasta completar una cantidad que creían considerable para remunerar mi presencia ese día. Casi lloro de emoción, al saberlo. 

Asíque debía hacerlas cosas bien,salir librado.Dormí en uncuarto que no tiene más queunacama nueva que nousé porque preferí la hamaca, a oscuras, el cuarto no tiene corriente, hay que traerla desde unode los salones, paredes austeras a no ser por los pequeños detalles que le regalan los niños a su maestra, antes de despedirse, me indicó donde estaba el baño, y medeseó buen sueño.

En la mañana siguiente después de tomar café y pan. Trabajé con los niños, losde cuarto grado en adelante, formé grandes equipos, leí en voz alta dos libros, luego sugerí que los integrantes que no se integran en ninguno serian atendidos por mí. Cada maestrorecibióorientaciones, y se dedicó a apoyar los trabajos de los equipos.

En voz alta leí el libro decuentos y leyendas de México “La calaca llora y la serpiente sueña” de Luigi DalCin con traducción de Fabio Morábito, de la editorial SM, de ahí se inspiraron un buen grupo de ellos, entrequinto y sexto, los otros crearon versos alos árboles, “El árbol tímido” comose llamó el taller.

Todos los niños que se quedaron conmigo realizaron bocetos, hasta ese momento nosabíanque haríamos un mural, terminaron, nos juntamos para seleccionar que elementos de sus paisajes estarían incluidos enel mural,gustosolesmostré los materiales, los acomodé, luego buscaron una escalera que estaba resguardada en la cocina, que en algún tiempo fue comedor delos desayunos escolares.

Iba de un lado a otro,cuando vi que avanzaban sin mayor complicación. De esta visita recuperé una leyenda creada por los niños, me ha dejado grata satisfacción, con ello comprendo que los niños ysus maestros solo necesitan un ligero toque de batuta, como en la música alguien quela mueva y lleve el compás, y luego, todos tocan.

Transcribo la historia creada, tal cual por este grupode niñosdela escuela primaria “NiñosHéroes” de la comunidad de Santiago Tutla, Oaxaca.

La leyenda misteriosa

Hace muchos años en la escuela primaria “Niños Héroes” de la comunidad de Santiago Tutla, había un director que era muy malo y cruel. Un día por asuntos personales una maestra, no se presentó a dar clases y el director se enojó mucho, hasta que en un determinado momento la maestra fue al baño…casi a la hora de la salida. El director se dio cuenta y de pronto la encerró en el baño, como era viernes tocó el timbre y los niños se fueron a sus casas.

La maestra se quedó ahí encerrada gritando y allí estuvo sábado y domingo encerrada. Cuando los maestros regresaron y fueron albaño. Encontraron ala maestra muerta. Desde entonces el espíritu dela maestra estaba ahí y cuando los niños van al baño escuchan gritos… ¡¡AAA!! ¡Abran la puerta por favor! Dicen que es el grito de la maestra y cuando losniños se asoman no hay nadie.

Integrantes del equipo: Uriel, Danielde Jesús, Rosa Idalia, Mariela, Jonathan, Adriana, Sandra, Carolina, Ana Sofia, Marely.         

Porla tarde me aguardaban muchas madresy unoque otro padre dela escuela, bajo un árbol de jinicuil.  Inicié la plática que tanto deseaban los maestros, veía sus carasde asombro, sus cabezas que se movían afirmativas entre ellos. Me fui adentrando en propuestas, en loserrores cometidos por el sistema deproducción masiva, y al final comenté, cómo es que todos hemos ciado en una estrategia de complicidad para seguir contaminando estemundo. El únicoque tenemos, me comentaron que volveré aser invitado.

Espero que llegue ese día, después de varios meses, una cosa mágica aun me envuelve, la gente que deja parte de sí en lo que hace, quizás ayude hacer posibleque los docentes se motiven a continuar pintando, entre ellos un mejor sueño para esas escuelas sumidas en lo más bello dela naturaleza.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *