AMLO a Contracorriente / Por Gubidxa Guerrero Luis

#Juchitán 22 Ene (#Istmopress) – Muchas de las políticas del actual Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, son cuestionables e impopulares. Nuestro país –¿quién podría negarlo?– retrocede en muchos aspectos: economía, salud, migración, soberanía. Los homicidios van en aumento y los megaproyectos neoliberales –minería, maquilas– se acercan amenazantes.
 
¿Qué ha pasado con nuestro mandatario? Nada a contracorriente. Como si se encontrara dentro de un río caudaloso, intentando llegar al lado contrario, la fuerza y velolicidad del agua lo llevan consigo.
 
El sistema político mexicano es como un gran afluente. Iba en dirección propia, hasta que llegaron los Chicago Boys a «recomendar» algunas medidas económicas y sociales. El curso del río, llamado México, se desvió a un costo altísimo para la sociedad: privatizaciones, crisis económicas, violencia política, levantamientos armados. En 1994 se completó el viraje.
 
Un soñador llamado Andrés Manuel estuvo denunciando como loco las desgracias del neoliberalismo y el saqueo de las arcas estatales. Desde el sistema, sin romper con, ni salirse de él, gritó los fraudes más terribles: el rescate bancario, llamado Fobaproa, la venta de Pemex y la corrupción imperante.
 
En 2006, luego de un destacado desempeño como Jefe de Gobierno del Distrito Federal, intentó llegar el poder. Históricamente, correspondía a la izquierda mexicana gobernar el país. Entonces, los grandes beneficiarios de los últimos gobiernos del PRI, así como el primer mandatario panista, se aliaron para frenarlo. En la televisión, en los círculos de poder, bombardearon a cien millones de personas con una campaña mediática satanizadora. El resultado fue que un ser deleznable llegó a Los Pinos: Felipe Calderón Hinojosa, responsable de iniciar la guerra civil en México, denominada ‘guerra contra el narcotráfico’, de completar el saqueo y la desarticulación política y social de nuestro país.
 
Después de doce años de aquel primer intento, Andrés Manuel logró ganar en las urnas, por amplia mayoría. Pero el país que le dejaron en 2018, no es el que teníamos en 2006. Lo encontró en ruinas.
 
Quienes criticaron el saqueo anterior, tienen todo el derecho de criticar los errores del actual Presidente. Sería como decir que, al señor, la corriente lo está arrastrando… Sin embargo, debemos ser comprensivos con el momento histórico que le está tocando vivir y las dificultades que va a tener que sortear.
 
Si AMLO nada a contracorriente, la pregunta obligada es: ¿podrá llegar al otro lado? ¿Será capaz de cambiar el cause del afluente? La misión del titular del Ejecutivo no será convertirnos en un país del llamado primer mundo. No le alcanzaría la vida para ello. Su meta será evitar el colapso, restaurando  aspectos del viejo régimen que le resulten funcionales y aplicando medidas propias.
 
Aunque deseaba pasar a la Historia como un Benito Juárez, es más probable que Andrés Manuel López Obrador termine siendo un Plutarlo Elías Calles o, cuando mucho, una sombra de Porfirio Díaz, los dos grandes «pacificadores» del país.
 
No nos sorprendan, pues, los distractores utilizados por nuestro Presidente. Son herramientas de las que, desde siempre, han hecho uso los políticos de todas las ideologías. Tratemos de ser más críticos (no criticones, que es distinto) apoyando resueltamente las políticas públicas que nos parezcan adecuadas, y cuestionando respetuosamente los proyectos que nos resulten nocivos. Esa es una buena actitud ciudadana que, además, sirve al propio mandatario para conocer el pulso del país y actuar en consecuencia.
 
Jamás dejaré de maldecir a los responsables de los cientos de miles de muertos y del colapso mexicano. Mientras tanto, como periodistas, nos queda estudiar minuciosamente el acontecer político cotidiano, así como explicar algunos sucesos de México y del mundo, para que los lectores generen opiniones informadas.
 
Por Gubidxa Guerrero Luis
Periodista e Historiador

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