Natalia Toledo, la poeta zapoteca que recibe el premio “Compañerismo 2021” por el Centro Borchard de Literatura y Arte

#Juchitán 29 Sep (#Istmopress) – “Muérete en tu pasión cualquiera que sea” le dijo un día su madre a Natalia Toledo y eso hace: “escribir la palabra de la gente de las nubes, el diidxazá (zapoteco)”, que heredó de sus ancestras y que hoy reconoce el Centro de la Fundación Borchard sobre Artes Literarias al otorgarle el premio “Compañerismo 2021” por su su larga y fructífera trayectoria a la Literatura en Lenguas Originarias de México.

Hija de Olga de Paz y Francisco Toledo es Natalia Toledo, una poeta de rulos negros y sonrisa fresca que nació en Juchitán, Oaxaca y que sigue escribiendo, diseñando “hasta que la rueda del tiempo la detenga y sin que sus pasiones la dominan”.

“Alegría” es el sentimiento que le da saber que la reconocen por su trayectoría, pero más aún que reconocen el legado de las lenguas originarias, que luchan siempre por ser visibles dentro de muchos escritos y libros.

De voz gruesa y afectiva, la poeta juchiteca escribió a los 20 años su primer libro que tituló “Paraíso de fisuras”, en ese entonces, nadie reconocía a las lenguas originarias, pero ella siguió contando historias a través de la poesía para darle reconocimiento a la lengua de sus ancestras.

Desde su niñez Natalia tuvo el contacto con la vida comunitaria de su natal Juchitán donde aprendió la lengua de la gente de las nubes “El diidxazá” posteriormente acudió a un colegio de la ciudad de México, pero su pasión por la escritura nunca dejó de hacerlo.

Natalia Toledo1

Su relación con “la palabra” recuerda surgió desde que era “muy chiquita” cuando tuvo el contacto con otras mujeres cuando acudía a las casas a ofrecer las artesanías que su mamá elaboraba como son huipiles y hamacas.

“Eres un loro, porque hablas mucho y bonito” recuerda la joven poeta que le decían sus vecinas y para que no le hicieran “ojo” su madre le dio un “ojo de venado” como amuleto que siempre usa del lado izquierdo como una fortaleza de su ser y seguridad.

Para Natalia, el zapoteco, su lengua madre, es un idioma que dibuja palabras como las nubes en el cielo y que no es difícil ver las cosas porque para ella escribir es un lienzo de arte.

Natalia, la mujer de los ojos negros como el manto brillante de la noche a donde quiera que va o esté lleva a los suyos. Es autora de doce libros, el último fue “El dorso del cangrejo/Deche Bitoope. Sus textos han sido traducidos a diversos idiomas.

“Gracias a los dios@s zapotecas por la luz que esparcen sobre mi persona por el premio Borchard en Literatura y Arte. Mi corazón se llena de alegría por este reconocimiento internacional a mi trayectoria”, reiteró Natalia.

El Centro de la Fundación Borchard que le otorgó el premio internacional a la poeta juchiteca fomenta conexiones significativas entre las personas, la cultura y el mundo natural.

 

Diana Manzo / Agencia de Noticias IstmoPress

Fotos: Iván Rubín

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