Darío quería ganarse cien pesos, salió a pescar y encontró la muerte
*La pesca en Huamuchil deja de ser la principal actividad, ahora migran y son campesinos
#Huamúchil 3 Mar (#Istmopress) – El cuerpo de Darío de 16 años apareció sin vida la noche del pasado lunes, cinco días después de que saliera a la pesca en su canoa de madera de su natal Huamuchil Oaxaca , fueron sus compañeros quienes encontraron su cuerpo flotando en las aguas de la laguna inferior cerca de la Boca Barra, él lo único que quería era ganarse cien pesos que es el pago que reciben los pescadores de esta tierra si bien les va porque en ocasiones solo pescan para la comida del día, pero fue en este mismo mar dador de vida donde encontró la muerte.
De Darío poco se sabe pero entre los pobladores reconocen que era muy jovial y simpático, que vivía con sus abuelas y que cada vez que alguien salía a la pesca libre, no perdía la oportunidad de ir pero había una cosa que no estaba a su favor, no sabía nadar.
Ahora ya descansa, pero no así la familia de Álvaro de aproximadamente 45 años de edad , otro de los pescadores que está desaparecido desde el pasado miércoles y era quién dirigía la pequeña embarcación donde iba el joven de 16 años.
La búsqueda de Álvaro no se detiene al igual como ocurrió con Darío, desde hace seis días a las 6:30 de la mañana zarpan a bordo de lanchas de motor unos 50 pescadores de la cooperativa Bahía de Huamuchil y regresan hasta que se oculta el sol asimismo lo hacen personal de la Marina , mientras tanto otro grupo de pescadores se reúnen en las oficinas haciendo guardia en espera de alguna noticia.
El mar se llevó al joven y posiblemente a Álvaro quién se encuentra desparecido desde el pasado miércoles cuando zarparon de Huamuchil aproximadamente a las 9:00 de la mañana junto con otro grupo de cuatro pescadores, iban en dos canoas de madera, pero el viento fuerte que superaba los 100 kilómetros por hora los sorprendió alrededor del medio día. Los cuatro pescadores tuvieron la fortuna de ser fueron hallados al día siguiente (jueves) con vida, sólo a uno de ellos le han dado de alta y los otros tres se recuperan en el hospital civil de Juchitán.
La playa luce solitaria, nadie quiere salir a la mar porque los vientos continúan soplando, las embarcaciones están colocadas en una fila, solo las gaviotas hacen ruido con su sonido peculiar, de ahí todo es silencio, la incertidumbre es la que aumenta y la fe no se pierde porque pronto aparezca Álvaro.
“Claro que aparecerá , así como nos recibe cuando entramos a la pesca, así nos saca, a veces vivos y otras veces como a Darío muerto, esto es un juego de la vida que nos arriesgamos los pescadores todos los días para ganarnos el pan de la vida y alimentar a nuestras familias, tenemos chalecos y algunos lanchas de motor, pero la mayoría todavía usamos las canoas de madera y remos, esto de pescar es por necesidad de vivir”, explica Emilio Altamirano Vásquez, pescador y presidente de la cooperativa Bahía de Huamuchil.
En esta comunidad de origen ikoots unos 250 pobladores se dedican a la pesca que es su principal actividad económica pero que en los últimos años ha dejado de serlo, algunos son libres y otros son integrantes de las cinco cooperativas “Bahía de Huamuchil, Playeros, Jaiberos del Sur, Migroup Ikoots y ” Punta Arena”. La producción diaria ahora es de 200 kilogramos aproximadamente en épocas altas y en ocasiones apenas y llega a 50 kilogramos, por lo que la mayoría prefiere migrar a estados del Norte de México o bien dedicarse a otra actividad primaria, como la agricultura.
“La pesca ya no deja como antes, es una hazaña ir y obtener algo para vender, pero lo peor es que de equipo solo hay para unos cuantos y eso porque han insistido para lograrlo, el gobierno no da mucho, nosotros tenemos que pagar, aquí todavía usamos las famosas pangas que son las canoas de madera, usamos chalecos salvavidas los que tenemos, los otros nos arriesgamos esperando volver sin novedad, así es esto, nos la jugamos para obtener un poco de ingresos”, explicó Emilio, mientras hace guardia en espera de nuevas noticias.
Otros como Jacobo dejó la pesca por que no le alcanzaba para mantener a su familia y emigró a Monterrey, ahí vivió durante diez años y laboró de lo que pudo, como ayudante de albañil y de lo que saliera. Hace un año regresó a Huamuchil y prefirió sembrar y cuidar su cosecha, porque dice que de la pesca ya no se puede vivir como antes.
Diana Manzo / Agencia de Noticias IstmoPress