Joven juchiteca reinventa los bordados tradicionales para subsistir en pandemia

En este sitio, teje diseños que le piden y los plasma en diversos accesorios, su técnica ha gustado mucho debido a que además de rescatar el tejido tradicional, sus bolsas y mandiles son de manta, es decir se pueden reutilizar.

 

Con aguja, hilos de seda y mucha creatividad, la  joven comienza a tejer, actividad que destina gran parte de su día, alrededor de diez horas,  ha confeccionado  más de 50 piezas, entre bolsas y mandiles, que ha venido no solo al mercado local sino nacional.

 

«Me gusta tejer y bordar,  cada puntada del hilo es un respiro de mi vida, aquí plasmo lo que soy, mi cultura, mi tiempo, mi espacio, realmente es un proyecto sin fines de hacerme rica, sino es más bien mostrar que como joven las cosas se pueden lograr, los sueños son reales cuando una quiere».

Juquila del Carmen aprendió a bordar y tejer de forma autodidacta, viendo tutoriales por internet o de sus vecinas que son tejedoras, y ahora lo plasma en bolsas y mandiles y recientemente también en gorros.

 

«A mi nadie me enseñó, aprendí viendo y ahora transformó los diseños y bordados sin perder la esencia, amo mi cultura, por eso decidí confeccionar este tipo de prendas, una bolsa es fácil de comprar, pero no es cualquier bolsa, lleva mi espíritu, mi amor y mi tiempo, está elaborada con mis manos, y cada hilvanada es un momento de mi plasmada ahí». 

Crear un negocio en plena pandemia y en confinamiento le ha demostrado que no hay imposibles, ahora tiene su taller de bordado y lo mejor es que ha recibido muy buena aceptación, al día recibe y entrega  entre 2 o 3 pedidos.

La idea de la joven es reinventar el tejido tradicional que no solo se utilice para elaborar prendas tradicionales, como el traje regional que usan las mujeres zapotecas, sino que se puedan plasmar en otros artículos, como lo ha hecho en las bolsas y mandiles.

No quiere que sus bordados pierdan la esencia de su cultura, por eso en cada textura lleva los colores y también detalles que lo identifican, tampoco busca competir, simplemente hacer lo que le gusta.

Mientras su mamá le ayuda con el doblez de la tela, ella se dedica a bordarlo, todo trabajo es personalizado y artesanal, mientras su hermano es el encargado de la difusión, así ha sido el trabajo en equipo para Juquila y su familia.

Con el recurso que obtiene de sus ventas, una parte lo destina a comprar la materia prima y la otra a ahorrar, porque su intención es trabajar para poder seguir estudiando y concluir con su carrera universitaria.

Los pedidos siguen llegando, Juquila y su familia no dejan de trabajar, la pandemia les ha mostrado que ante el caos que se vive por la emergencia sanitaria, ellos han sabido convertirlo en una oportunidad para mejorar su calidad de vida.

 

«Con este recurso que se obtenga pienso seguir estudiando y elaborando más prendas, que por fortuna han tenido muy buena aceptación, estoy muy feliz, por qué mi mamá también se ha empleado y mi hermano, ellos son mis cómplices en todo este maravilloso proyecto, que hoy digo, es una realidad», concluyó.

La joven no pertenece a ningún proyecto de «Jóvenes construyendo», tampoco ha recibido ningún tipo de apoyo, todo es su idea y piensa patentarlo como parte de un trabajo de rescate cultural de su origen, la zapoteca.

 

Diana Manzo / Agencia de Noticias IstmoPress