Víctor Fuentes / Doce epístolas

Durante la marcha magisterial del pasado jueves, el arduo cansancio se me mitigó, saludar a viejos y nuevos conocidos, y de entre tantos docentes, me reencontré con la maestra Cira Guzmán, costeña y picara, mujer menuda pero llena siempre de sonrisas y buenas sorpresas.    

Solo me dijo que la llevara a comer sushi, enseguida recordó un video que circula en internet sobre estos manjares, supuesto o no, pone en evidencia la deficiente, o nula supervisión sanitaría. Así que, acordamos mejor tomar café.

Por la noche, Cira llegó con una bolsa de plástico amarillo de la tienda coppel, me mira y se disculpa, ella no acostumbra a cargar unbolso, está muy lejos de desear uno de marca. La prefiero tal cual es.

Conocí a Cira, en la Sierra Mixe, esa vez, trabajamos un proyecto literario con la poeta Mercedes Calvo, ella solicitaba a los niños de cuarto grado que escribieran las cartas en una libreta foliada, todas las veces que lo desearan, a media semana ya anunciaba que todos pelean por llevarse la libreta a casa, el tiempo era insuficiente para agotar la lista en el salón.

Terminaba la semana y mi trabajo consistía en escanearlas y luego enviárselas a nuestro destinatario, queera la poeta, acompañaba las cartas,una escrita por ella, otras por mí,al cabo de un breve tiempo la poeta Mercedes, respondía todas y cada una, eso durodurante todo el desarrollo del proyecto.

Las cartas fueron variadas,le realizaban dibujos coloridos, lecontaban todo lo que creían pudiera interesarla de su pueblo Totontepec, le hacían preguntas no propiamente literarias, pero éstas, estaban llenas de poesía.

Con esa experiencia CiraGuzmán, se me acerca esa noche de pizzas y vino, cambiamos el café para otra ocasión, ella pagó todo, yyome sentí lapersona más afortunada del planeta entero.

El contenido de la bolsa amarilla traía doce voces distintas, cada uno delos niños del salón, doce que egresaran este ciclo escolar 2017-2018. Ellos me escriben tal como lo hicieron los niños de Totontepec, ese tiempo con Mercedes Calvo, ser ahorael destinatario me tiene perplejo.

Recibir doce cartas junto, es un halago, dejéa propósito sin abrirlas, yella muy picaramedijo: No me aguanté,leí una de ellas y ríe a carcajadas con una travesura infinita. Pudiste leertodas,yo leía las de Mercedes, dije como para ahondar en complicidad.

Solo vi cada sobre lleno de dibujos de los niños, flores, montañas en forma de picos, ríos quecruzan azules y bravíos. Cira me pone al tanto,viven entre dos ríos, me imagino lo bello de Buena Vista, municipio de Santiago Textitlán, quesignificaentrelos peñascos.

Unas cartas queabro y leo y releo, me fascina saber que estos niños fueron motivados por la maestra, me contó que más de la mitad, no sabía leerni escribir, yluego me comenta solo leímos poesía, les leí tu poemario y les dije todo de ti, ese todo incluyó mi relación amistosa, mis tomas de café, mispaseos con Cira, los textos leídos y disfrutados, entre muchas otras cosas, que haocupado nuestro tiempo, y que a la distancia seguimos unidos.

Las preguntas formuladas porlosniños están llenas de ingenuidad y sabiduría, aunque el INEGI, reporte que todos los habitantes solohablan lengua indígena, no es del todo cierto, los niños yanohablan, recalca Cira. Cuando les dijoque tambiénescribo en zapoteco. Ellos debieran hablarzapoteco dela sierra, estánentre pueblos y rancherías de hablantes de mixteco, chatino y nada, solo los papás lo hablan comentó Cira ofuscada. 

Me preguntaban si estoy casado, si me gusta realmente escribir,si sonbonitos los cuentos que escribo, si escribo siempre, cómo me inspiro, qué hago cando no estoyescribiendo, si tengo unaGalera, (Galería otros escribieron) de tenerla qué hacen en ella, para cuando iría a visitarlos. Me proponían llevarles regalos para su última fiestadel día de niños. Ingrata Cira me entrega las cartas mesesdespués.

Cada vez que leo estas cartas me siento vivo, es una alegría doble y porambas partes, gozo  que Cira haya seguido el camino literario deleer y hacer poemas con los niños. Salvarlos de las imposibilidades de no saber la letra, para mí es una fiesta.

Me cuenta de manera breve, de los otros proyectos, lamenta quelos padres y los compañeros de su escuela se hayan negado a cooperar para que los pudiera conocer, me entero demasiadotarde, eso me irrita y me indigna.

Se irán muy pronto de la escuela,me queda mucha energía aun, y una manera de responder a tanto aprecio, es esta, única formaque me encanta hacer, escribirles de lo más profundo de mi afecto, yfelicitarlos por lograr escribir, y leer antes de que selos reprochen a su ida a la secundaria.

Y volver a agradecerle a Cira por la cena, por las relaciones afectivas, y por su incansable lucha de ser otra maestra, muy diferentede otras, ella que procura una infancia y vida distinta para sus pupilos.

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