Qué más hay detrás de un plato de unicel / Por Víctor Fuentes  

 

En últimas fechas circula por internet, grupos que ofrecen ventas al mayoreo de platos, vasos, popotes y tenedores desechables, algunos le auguran un camino de éxito para cambiar el futuro del mercado y del servicio que ofrecen estos enseres de usa y tira.

Su valor, según estos anuncios, radica en su composición, algunos hechos de bagazo u otras fibras naturales, con hueso de aguacate y bagazo de caña entre otros. Se anuncian como amigables con el ambiente, ecológicos, biodegradables.

Todo apunta para que la sociedad tome un giro y de manera automática compre estos nuevos productos, en sustitución de los tradicionales fabricados con derivados de petróleo.

Detrás de estos anuncios hay varias opciones, que va desde personas que miran en este cambio un jugoso negocio, y de quienes aplauden estas iniciativas de las pequeñas empresas. Algunas las ven como una alternativa verdaderamente saludable y práctica. A nivel personal y sin reparar, sí en realidad estos productos lo son con lo que promete.

Podemos detenernos a pensar un poco en el tiempo real, en las condiciones en que tarda en degradarse, su exposición al ambiente, o el manejo que debe tener (en los vertederos o tiraderos a cielo abierto) junto con los otros desechos comunes.

Esta tendencia al parecer solo desea sustituir una cosa por otra, y seguir en la posición e importancia que la sociedad le ha otorgado a estos utensilios, la manera en la que éstos, ocupan un sitio en los acontecimientos trascendentales de sus vidas, están ligadas al modo de vida consumista, banal y estereotipada. 

Paralelo a ello, varios municipios del estado y, el mismo,  se han pronunciado a favor de propuestas de ley que prohíben la utilización de los productos de un solo uso, como es el caso de estos enseres, lo que  refuerza la idea con la que éstos se presentan como benevolentes con el ambiente.

Cambiar una cosa por otra, no soluciona los hábitos nefastos de las personas con el manejo de los desechos orgánicos e inorgánicos, tanto a nivel personal como a nivel municipal o comunitario. De por sí, se tiene una relación poco amigable y respetuosa con el planeta.

Las grandes industrias y fabricantes de productos con envoltura, casi siempre tiene poco, sino es que nulo cuidado ético en la obtención, manejo y distribución de los bienes naturales, que lo mismo les dará que se sustituya un producto por otro, estudios recientes han demostrado la falta de ética de estas empresas, quienes anuncian sus productos como biodegradables.

Los estudios de caso  han hallado bolsas de plástico de dos o tres años y siguen intactas pululando en los mares, ríos y en cualquier parte del planeta. Por ello, sería interesante que cada uno pensara,   comparara y ofreciera  un  verdadero cambio  en su relación continua con el ambiente, además de no dejarse engañar por embaucadores de ilusiones y ser un agente ético de cambio, en cada una de sus relaciones inmediatas y favorecer  con pequeñas y alentadoras acciones comunes con el entorno próximo.

Si estas pequeñas acciones llegan más lejos, qué mejor, siempre se espera que el ser humano mejore y pueda a su vez ser ejemplo para los otros. Qué bien haría para mejorar todos, de una buena vez.   

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