Nosotras y la regla / Diana Manzo #YoMujer

¿Escuchaste alguna vez en voz de una mujer la expresión “¡Mejor hubiera sido hombre!”?, tal expresión no surge de la nada más bien es derivada de experiencias con “la regla”, menstruación, ciclo lunar o sangrado mensual. Pues sí, muchas de nosotras lo hemos dicho y otras preferimos el silencio pero aún así la frase alguna vez ha pasado por nuestra mente. 

La regla según lo que nos han dicho en la escuela, talleres o el mismo médico “se trata de un sangrado vaginal en toda mujer al comenzar su edad fértil”. Es dejar de ser niña para entrar a la adolescencia y concluye  con la menopausia que se relaciona con una edad madura de la mujer. 

Para muchas “la primera vez” no fue algo agradable o maravilloso, porque la regla viene acompañada de sensaciones y emociones que de acuerdo a nuestra cosmovisión o cultura occidental “son molestias” que se interponen en un desarrollo natural de la vida; pero al contrario, en otras culturas o tradiciones la regla nos hace reales, nos recuerda una unió con la naturaleza. 

Respirar y sentir que algo existe en tu vientre es maravilloso dice Erika Ilustra, especialista en temas menstruales, con respecto al ciclo menstrual y resalta que no debe llamarse “síndrome” premestrual al momento anterior del sangrado pues  el ciclo menstrual no es una enfermedad, sino un comportamiento de la existencia de nuestro cuerpo. 

Para Erika Irusta la menstruación es una verdadera obra de arte y yo comparto esa idea, porque no sólo es la etapa de “la regla” sino que existe todo un lapso previo que se llama “premestrual” y se manifiesta no nada más en la materia orgánica que somos sino en los sentimientos, los arranques de emociones como un escaparate que nos deja asomarnos a nuestra realidad interior. 

Las mujeres en muchas ocasionespor el arraigo a las creencias occidentales creemos que “controlar todo” nos hace fuertes y eso incluye la menstruación. Basadas en estas ideas no nos permitimos “sentir y ser” sino que nos enrolamos en conseguir el “tener” para poder ser aceptada en círculos sociales determinados por la competencia. 

La etapa pre menstrual permite percibir el “yo mujer” y ello a veces causa miedo, porque de repente y sin haberlo reflexionado o comprendido, el cuerpo y el alma comienzan a sentir dolor de cabeza y ese dolor se convierte en rabia. En ocasiones en consecuencia de la activación de una especie de memoria corporal. Bajo esas sensaciones el recuerdo de fantasmas del pasado aparecen o regresan y en ocasiones es así como comprendemos que la vida es ésta y que además de aceptarla lo principal es vivirla. 

Negar la menstruación no permite dar cabida a la entrada y tampoco salida energética mental y física de una realidad que es “acción” natural, por eso el periodo menstrual no es un síndrome, reafirma Erika, no es una enfermedad simplemente es parte del “soy mujer”. 

Antes de comenzar estas líneas realicé una serie de preguntas sobre la “regla” con mis allegadas de redes sociales, ahí las mujeres hablaron. Puedo enumerar infinidad de nombres y apellidos, pero algunas de las que enunciaré hoy coincidieron que a muchas la menstruación “las cambia” pero mas bien yo creo que las “hace ser ellas mismas”. 

Con la llegada de la menstruación deberíamos encontrarnos como las mujeres que somos y amarnos como tal a lado y en compañía de otras mujeres. Sin embargo y por las percepciones negativas que se tienen sobre “la regla” inconscientemente la mujer rechaza ser de éste género, porque critica no sólo el acto orgánico que es “la menstruación” sino que al proceso de la menarca se suma también a las críticas del color de piel, del color de ojos o la forma del cuerpo, las piernas, etc. en un afán de descubrirse en la adolescencia como mujer acompañada nos hemos encontrado solas al pasar por ese proceso y en ocasiones se nos olvida vivir. 

Podríamos citar infinidad de nombres de mujeres e inclusive repetir las miles de experiencias por las que las mujeres hemos pasado, finalmente todas somos mujeres y hemos tenido un encuentro inolvidable con “la regla”. Para algunas chicas “nuestra amiga de mil batallas y aliada perfecta” y para otras “nuestra enemiga mensual” o como lo llaman algunas “el Andrés que viene cada mes”. 

¡Ven!, todos esos calificativos, expresiones, sentimientos o remordimientos que giran en torno “a la regla” han vuelto que algo que es un proceso natural en gran parte de la vida de toda mujer se vuelva un tabú del que deberíamos hablar tan naturales frente a quien sea, pues vivimos con ella por más de 3 décadas y nos acompaña en cada paso que damos. En cada momento desde el primer novio o novia, la primera relación sexual o el nacimiento de los hijos. 

La expulsión de sangre por la vagina suele ser para muchas “algo fastidioso”, para otras la certeza de que “no estás embarazada”, pero para muchas y lo celebro es el encuentro consigo misma. 

Hay de todas las experiencias ante este proceso: Jade Ramírez dice que durante dos ocasiones uso su sangre como abono para sus plantas y que ha sido una “bendición” porque descubrió lo que siempre ha significado: vida; mientras que  Dey Rodríguez compartió que “Mi regla siempre fue muy dolorosa, incluso me incapacitaba, no podía ir a la escuela y después trabajar, recuerdo alguna vez decirle a mi hermana que «hubiese querido ser hombre» y que ella respondía diciendo «para no sufrir tanto…»”. 

Recuerdo a mi abuela  Asunción que me contó que cuando “la regla” aparecía, las jovencitas de su tierra zapoteca “Unión Hidalgo” en automático comenzaban a usar “enaguas” como señal de que ya eran “señoritas”, y a la falta de toallas sanitarias (estoy hablando de hace más de 60 años) usaban franelas o trapos gruesos para evitar mancharse. 

Ella además me narraba cómo los primeros dos días o inclusive todo el periodo había mujeres que no se bañaban porque sus mamás  no las dejaban bañar durante su periodo menstrual para evitar generar inflamación en el vientre. 

¿Que curioso, no? Esas vivencias de las abuelas y en la actualidad existimos mujeres que platicamos así de natural sobre “la regla” y vamos tomando conciencia de la necesidad de socializar el ciclo menstrual y compartir entre nosotras los testimonios de lo que nos ha ocurrido tal cual somos y tal cual expresan mujeres en las redes sociales. 

Me ha encantado no sólo que ellas, las mujeres, mis amigas hablen de un tema poco usual sino que los hombres comienzan a charlar de un tema que nada más se platicaba en un rincón del cuarto entre mamá e hija o  a escondidas y lejos de la sociedad. Me ha encantado que se hacen foros abiertos donde se habla de “la regla” de forma tal que se hable de temas que antes fueron sólo para la mujer y que puede vivir libre en esta cultura patriarcal que aún domina la sociedad. 

Mujeres como Mónica Baro Sánchez describen que han hecho de la “regla” un ritual, pues revisa su sangre y huele sus toallas sanitarias, no le avergüenza decir que está menstruando y mucho menos evita tener relaciones sexuales porque la regla no ha sido nunca un impedimento. 

Otras más han hecho conciencia ambiental y han optado por las copas menstruales o toallas sanitarias reutilizables elaboradas con telas naturales resistentes. 

La regla y la conciencia humana viven cambios, y por supuesto no dejará de ser un tema de discusión pero que avanza en mpas espacios y no sólo en espacios para mujeres, de la regla podemos hablar infinidad de cosas porque cada mes aparece, cada mes hace estragos y cada mes cambia emociones. 

Sentir no es lo mismo que tener, sentir es vivir “la regla” en plenitud con todos sus “oscuros momentos que incluyen los cambios de humor y dolencias físicas” y tener es sufrir la menstruación en un “yo tengo molestias, yo tengo cambios de humor, yo tengo enojo”. Llegar a sentir te abre el camino de un crecimiento y de ser tu misma. 

Hemos leído que “a cada mujer le llega su regla” y “la trata como quiere”, ahora te pregunto a ti¿Tú prefieres sentir o tener la regla?.

Diana Manzo #YoMujer

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