La función apenas comienza, compañía teatral Pelo de Gato en Unión Hidalgo /por Víctor fuentes

#istmopress – “La función con ustedes fue la 128, estamos muy agradecidos de haber asistido a la escuela Hermanos Flores Magón y de paso medio conocer Unión Hidalgo. Fue una lástima que hayamos salido corriendo por la otra función. ¡Muchas gracias y hasta pronto!” Así responde Esmeralda, cuando quise precisar las veces en que se entregan al público, y lo hacen con suma energía.

Esmeralda, es también conocida como Esme, actúa junto con Tavo Lastra en la obra: “Chachareando o concierto para basura y dos pepenadores”.   Artistas comprometidos con la compañía teatral: Pelo de Gato. Un ojo al teatro y otro al garabato. Los puedes encontrar como: Tavo y Esme, también los puedes contactar en Fanpage: @TavoyEsme.

En efecto, estuvieron con los niños del barrio pescador, la mañana del 8 de octubre del año 2018, le tuve que decir a Esmeralda o Esme que los había visto actuar hace poco más de 2 años, en la Semana de la Cultura Zapoteca foro que organiza la UNISTMO, cada año en sus distintos campus.

Esa vez los veía tan lejanos de acceder a una función para las escuelas de nivel básico, es más, para ser honesto ni lo imaginaba. Confieso, es tanto, mi asombro y la emoción que no pude evitar decirles: cómo es que este mundo es tan pequeño. Jamás imaginé que podrían actuar para estos 200 niños, más algunos invitados de la escuela primaria Germán López Trujillo del barrio palmero de esta misma comunidad.    

Para esta puesta el cuerpo es fundamental, con escaza utilería y objetos de pepena como botes de jugos vacíos, bolsas de nailon, una bata de raso percudida, y él, enfundado en un pantalón beige y un sombrero de tela. Un par de percheros con ruedas. Aparece toda la magia en escena.

Con el cuerpo en movimiento se hace más comprensible. El acto donde ambos personajes percudidos se enamoran es un acto idílico en sí mismo, ahí encuentran infinitas maneras de demostrarse amor mutuo. Que, va desde el cortejo, la complicidad ingenua, la ironía para evidenciar lo banal de una sociedad de amplios estereotipos.

Es también en este acto de demostración de amor que hace compresible lo que les ocurre a estos personajes vitales, que ejercen el derecho humano de todo individuo, nos muestran que el amor es el vehículo natural que todos poseemos.

Ver actuar a estos pepenadores, que buscan ufanos centrarse en disfrutar de la alegría de vivir, nos recuerda las desigualdades latentes en la sociedad clasista. Permite encontrar e imaginar y exigir una posibilidad de igualdad de derechos legítimos.  

Ante este cumulo de lenguajes, signos y códigos, los niños de la escuela primaria echaron a imaginar quizás sus propias historias, encontrar una respuesta a la vida plena que se le niega a toda persona, solo por su condición social o de exclusión.  

Unos de los niños a manera de catarsis, le expresó angustiado a su maestra que no entendió nada, porque no dijeron nada. Es comprensible, venidos de un niño de 7 años. La obra invita aguzar todos nuestros sentidos, recrea la música continua en cada acto. Construye un oasis para concentrarse a mirar con responsabilidad y mucha disposición cada escena, cada movimiento estudiado; de estos actores.

Sin duda los niños, sus maestros y los padres estarán esperando con entusiasmo más puestas en escena, mejor teatro, es necesario acercar al arte a todos, qué mejor manera con actores solidarios. La escuela en su conjunto no es la excepción, ya no puede esperar más.

Víctor Fuentes / Istmopress       

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