Cecaci Juntos en el Camino / Manuel Antonio Ruiz

El municipio vecino de Ixhuatán, Santo Domingo Zanatepec, guarda también sus historias antiguas, pero sobre todo las nuevas historias que muestran su resistencia.

En la zona oriente del Istmo, la gente de Zanatepec es la que logró sacar a la luz las altas tarifas eléctricas y se mantiene en resistencia frente a la posible instalación de una minera, a cielo abierto, en la cristalina Chimalapas.

En 1992, desde la parroquia liberadora, desde la experiencia de las Comunidades Eclesiales de Base, se inicia un proyecto con pretensiones de incidir y transformar las realidades adversas.

Los hombres y mujeres, acompañados en aquel tiempo por el padre Lino Tenorio Cayetano y por Felipe Ramírez Labastida, empiezan a dar cauce a las inquietudes de las juventudes gulucheñas. Encuentran cabida en el CIDECI –ahora Universidad de la Tierra– en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. En 1993, un grupo de 8 jóvenes van a hacer una experiencia de capacitación en artes, oficios y reflexión de saberes.

El levantamiento indígena más importante de los últimos tiempos, encabezado por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994, cortó el proceso formativo, pues tomaron el CIDECI como cuartel en 1994. Los jóvenes quedan a la deriva, lo que hace que un grupo de 8 mujeres y 4 hombres se dieran a la apresurada tarea de crear un centro de formación semejante al de San Cristóbal.

Al final lograron adquirir tres y media hectáreas de terreno en el barrio Chalacas. El equipo de apoyo, desde la parroquia, envía el proyecto a distintas fundaciones. Por esa época se encontraba en México, nos cuenta Felipe Ramírez, cofundador del centro, la segunda visita de un grupo de holandeses con quienes la parroquia mantenía un intercambio cultural. “Ellos  tradujeron las cartas que las fundaciones habían respondido: la fundación Loyola de Estados Unidos y la fundación Solidaridad de Holanda”. El intercambio Zanatepec- Wesrtvoort se concretiza al dar un servicio como intermediarios ante la fundación Solidaridad, y, después, contactan a Gansos Salvajes. Estas tres fundaciones –con el aporte de Benito Juarez, San Antonio y San Miguel Chimalapas– financiaron la construcción, equipamiento y operación del Centro Campesino de Asesoría y Capacitación Integral (Cecaci).

El principal motivo del surgimiento de la organización es la atención a los jóvenes, y, al ver que era necesario trabajar de una manera integral, se fueron implementando las distintas áreas. Este centro de capacitación tiene una larga historia de 24 años con sus respectivos momentos de lucidez y tiempos de obscuras sombras.

 Podríamos destacar la historia de Cecaci en tres etapas:

La primera fue al de la experiencia en San Cristóbal de las Casas y la construcción de las instalaciones.

La segunda la ubicamos de 1997 a 2005, cuando se capacitan tres generaciones de jóvenes en corte y confección, carpintería, agricultura, medicina tradicional, valores, música, enfermería, muchos de ellos y ellas actualmente tienen sus propios talleres para el autoempleo. Es en esta etapa cuando se origina el área de salud de Este centro.       

 La tercera etapa la podemos ubicar a partir de 2005. En este tiempo se retoman actividades que tienden principalmente a la capacitación de jóvenes y prestación de servicios en medicina. En esta etapa el Cecaci va a las comunidades e imparte diversos diplomados.

Entre los principales logros de la organización se pueden destacar:

  • La construcción de las instalaciones

  • La casa de salud comunitaria

  • La creación de espacios de participación juvenil

  • El centro de agroecología y producción de abonos orgánicos

  • La Radio Guluchi 106.7 f. m., con 9 años de ser “La Voz del Zanate”

  • El acompañamiento de jóvenes y grupos organizados

  • Poner en las mesas familiares los temas de importancia para el municipio y las futuras generaciones

Aunque al principio el Cecaci, ligado a la Iglesia, obtuvo recursos para su construcción, la mayor parte del tiempo ha sobrevivido sin recursos económicos, lo cual puede palparse en el deterioro de sus instalaciones.

Tras un segundo receso parcial de actividades se encuentra preparando un relanzamiento de la organización. Retoma los contextos actuales y propone acciones que respondan a esas realidades.

Durante estos 24 años de historia, el Cecaci contribuye al cuidado de la salud, al cuidado del medio ambiente, a la regeneración de la cultura y la difusión de información sobre los procesos de despojo de la vida y el territorio en los pueblos de la zona oriente del Istmo de Tehuantepec.

Aunque se harán modificaciones sustanciales en este nuevo proceso, actualmente tiene como objetivo: “Crear, capacitar y asesorar grupos y proyectos impulsados por hombres y mujeres conscientes de sus necesidades para mejorar sus condiciones de vida en salud, proyectos productivos y fomento de la educación”.

Este ha sido un espacio donde se nutre la resistencia y se construyen los sueños. En este tipo de espacios, los diferentes, nos hemos encontrado desde distintos orígenes y nos propusimos volar tan alto como fuera posible; juntamos nuestros sueños y los hicimos esperanza, y por ello resistimos.

Quizá esta experiencia podría nutrir el proceso de Ixhuatán y otros pueblos para la generación de espacios que formen a las juventudes en el camino de resistir como cultura en la posibilidad de reinventarse. Es necesario no despreciar lo que es propio, sino, por el contrario, apoyar las iniciativas locales.

 Aún existe la posibilidad de seguir “Juntos en el Camino”, como lo reza la segunda parte de su nombre.

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