“Avispa pinta palabras” vuela a Totontepec / Víctor Fuentes

Muy pocas veces se puede volver donde más deseamos, y volvimos “Avispa pinta palabras /Bizurutieediidxa’” y yo, acompañado de Dell Alvarado, y la maestra Cira, juntos planeamos el viaje de regreso, claro el  mío, y ella por primera vez en la sierra mixe.  Avispa pinta palabras, vuelve en forma de libro, lo que un día construimos los niños de primero y sexto grado ahora es un cuento, escrito en zapoteco y español.

Dell Alvarado, me acompañó esa tarde fría, junto con  la profesora Cira Guzmán, ambas entusiastas, escucharon  la lectura en voz alta, que realicé del libro Avispa Pinta palabras. Al terminar todos aplaudieron al igual que los maestros y niños de la escuela primaria Minerva, ahora  estos niños, con quienes trabajé el  proyecto de ilustración. Cursan el cuarto, los que estudiaban en el  sexto grado están en tercero de secundaria.

Avispa pinta palabras, es el punto de partida y reencuentro  con 17 niños, que junto con su profesora Araceli Vásquez, les leí en voz alta, casi todos los días, los lunes durante los honores a la bandera,  luego los demás días de la semana, la lectura seles hizo tan familiar, que así, no podían verme tantito recorrer el patio de la escuela, o pasar cerca de su salón, en coro me gritaban -¡Cuento!, ¡Cuento! , ¡Cuento!-   en repetidas veces, sus voces se escuchaba por toda la explanada siempre cubierta de neblina.

Pronto los cuentos de la biblioteca escolar se hizo pequeña, luego les prometí que si ganaba el cuento que inventamos, pues lo metí a un concurso llamado premios CaSa, en la categoría de cuento para niños, en lengua zapoteca,  entonces les regalaría una colección personal delibros, uno para cada quien, pero con la condición de que sería para todos y que todos podían leerlos llevándolo a su casa, ni bien les llevaba los libros ya habían nombrado quien sería el responsable de registrar y controlar los préstamos y además cuidar los libros. Eligieron a Marbeli, era una niña, bien despierta de ojos chispeantes.

Cumplieroncon circular el libro, se losregalé llevándolos  a su salón en una caja que me ayudó su maestra a decorar con un moño muy pequeñito, una alegríaincontenida pude apreciar en ellos al ver la cinta tan pequeña pegada a la caja, dejé que la maestra jugara a adivinar con ellos que contenía, después de algunas preguntas y respuestas vagas, alguno  gritó: – “Cuento, cuento, cuento”. Y no quedó de otra que abrir la caja sobre la que se arremolinaron como avispas a su panal.

Para la fiesta del día de los niños, amanera de sorpresa pedí que la maestra les compartieraun pastel,que una de sus mamás sabia preparar, solo que anotara lapalabra vuelta su frase favorita.  Cuento…

Ya me había retirado dela escuela, volví al istmo y ella me entregó las fotos, por mi cuenta de Facebook, lo que le agradecí mucho. Los cuentos de la colección personal, mientras los tenían selos fui leyendo pocoa apoco, no quería interrumpirles la sensación de abrirlos por primera vez,  tocarlos y sentir su aroma. Después del quinto libro, les propuse que podrían ser ellos quienes podían leerme. Así lo hicieron, escogieron uno que ya les había leído con anterioridad y les llamó tanto la atención sus ilustraciones, era de Oliver Jeffers, “Este alce es mío”.

Todos los libros, antes de mi vuelta al istmo,  los autografié consuspalabras favoritas, los libros fue la manera más sublime de conectarnos, estrechamos considero un vínculo especial, para todo me invitaban, si les tocaba el homenaje, si bailarían en algún programa, si declamarían o si montaban una oba con títeres, todo lo compartían conmigo.

Esta relación basada en las emociones y alegría personal, me llevó decirles que ganamos el premioCaSa, solo que yano metoco dinero, ni obra gráfica del premio porque las reglas dela convocatoria así  lo declaraba, en caso de quienes concursaban en una segunda vez.

Pusieron cara de tristeza, pero lesdije quede cualquier manera tendrían sus libros. Cosa, creo que valoraron, y los cuidaron en extremo, hasta ese día que volví con Avispa pintapalabras, lo primero que me reprocharon, seguida de unas cartas. Era que la directora les arrebatósus libros, y solicitaron qué podía hacer por ello, me suplicaron que hiciera algo, lamentablemente ella, la directora nose  encontrabaesa tarde  delapresentación de Avispa pintapalabras, no pude hacermucho por ellos.

Después de su justo reproche, leí  en voz alta, delante de todos; debo decir que losniños de primer a tercero era el completo desconocido, pero sentía su entusiasmo como si siempre nos conocíamos. Me recibieron igual que el grupo, a quienes le dedicaba la lectura y entrega de los libros.

Avispa pinta palabras,es un cuento escrito en zapoteco y español, y con ayuda de estos niños que ahora visitamos, se ilustró. El día que la CGEIB, (Coordinación General de Educación Intercultural y Bilingüe) me pidió los dibujos originales, fue el momento que tanto esperaba, por fin unproyecto hecho con losniños demiparte vería la luz, pensé que sería muy fácil, pasaron casi tres años, para que pudiéramos vivir este instante tanmemorable con ellos.

Sentí que la fuerte neblina, era una ola cálida que se metía en mis pies, y que las alas de laavispa servían de abanico para que mi voz les llegarahastaelfondo del corazón de todos  los niños de Totontepec.

Dell Alvarado, como ilustradora no perdió detalles de sus caras sonrientes, y la maestra Cira,ambas me  ayudaron a repartir todos los libros entre los niños, después dela entrega bebimos mucho  café, y un auto que rentamos conducido por un chofer medio ebrio, nos condujo rumbo a Chinantequilla, puebloquenosesperaba para hacer que Avispapintapalabras,vuele por lasierramixe envuelto depalabras zapotecas.

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