Toledo y las cocinas comunitarias para damnificados por el terremoto

#Juchitán 18 septiembre (#istmopress).- No está físicamente, pero su apoyo ha sido esencial para el pueblo de Juchitán,  las mujeres, niños y hombres le agradecen su ayuda, el pintor oaxaqueño de raza zapoteca Francisco Toledo a través de coordinadores y voluntarios implementó  30 cocinas comunitarias para damnificados del terremoto del pasado 7 de septiembre y actualmente unas  3 mil personas se alimentan diariamente de guisos tradicionales.

  • Son 30 cocinas instaladas, 29 en Juchitán y 1 en Santa María Xadani
  • Más de 3 mil personas se alimentan diariamente  de las cocinas comunitarias
  • La idea es recuperar los guisos tradicionales y reciclar utensilios

Las primeras dos  cocinas comunitarias que instalaron con el apoyo del maestro Toledo fueron el lunes 11 de septiembre, -la Capilla del  señor de  Esquipulas en la séptima sección y en la colonia 21 de marzo- y de ahí se dejaron venir las otras, entre ellas la ubicada en el municipio zapoteca de Santa María Xadani y finalmente el pasado viernes sumaron 30 espacios de comida tradicional para los damnificados.

Los coordinadores  que son jóvenes zapotecas de Juchitán y quienes omitieron sus nombres como rechazo a los protagonismos, pero  explicaron que la idea primordial del maestro Toledo es que a partir de las donaciones que recibió, sea la sociedad civil la que  cocine sus guisos tradicionales, que es la esencia de los pueblos.

Un letrero que apenas supera los 50 centímetros sale a relucir, entintado con letras negras sobre una hoja de color naranja fluorescente lo resaltan “Aquí no hacemos negocio, es cocina comunitaria, gratis… Atte. C. Chico Toledo …Gracias”, mientras del otro lado las mujeres comienzan el ritual gastronómico.

Frente a la casa de Rosalinda Guerra López se instaló la cocina comunitaria ubicada en la séptima sección sobre la avenida Insurgentes, una  de las zonas donde el daño del fuerte sismo aún se siente, ella y otras 14  mujeres se organizan desde hace una semana, el ritual comienza cuando salen los primeros rayos del sol, y de inmediato a prender el fogón de la  leña.

No hay estufas de gas y tampoco refrigeradores, mucho menos licuadoras y lujosas vajillas, todo se perdió, en cada uno de los hogares de las cocineras hay afectaciones, mientras preparan el menú del día” chayotes con huevo y frijoles”, narran sus vivencias, algunas se les cayó la casa y otras solo están agrietadas, en todas el terremoto afectó.

Las mujeres en la región del Istmo, principalmente Juchitán se caracterizan por ser extraordinarias cocineras, no necesitan tomar un curso, el sazón lo han heredado de las  abuelas y eso las motivó a organizarse y crear la cocina comunitaria.

En las cocinas comunitarias las mujeres  han preparado los  guisos tradicionales,  la iniciativa del maestro Toledo es que se coman alimentos que están acostumbrados a disfrutar y dejar a un lado los productos enlatados.

En esos espacios la  comunalidad ha tomado fuerza, donde el amor y la solidaridad es lo que reina, en donde los vehículos  de gente organizada que viene de infinidad de sitios  se detienen y  brindan sus apoyos y de donde hasta el día de hoy esperan con ansias la llegada de sus autoridades municipales  que se han esfumado, pero que ahora ya no duele su insensibilidad, porque solos se han organizado.

“La recomendación del maestro Toledo fue consumir alimentos naturales, y por eso nos ha dado las verduras y los alimentos básicos como el huevo y el frijol,  también los vecinos cooperamos, hemos comprado entre todos carne y hacemos caldo de res y también a las lentejas les ponemos trozos de carne, esto ha sido de buena voluntad”, explicó Rosalinda Guerra López.

Los coordinadores forman parte de la Asociación Civil Amigos del IAGO A.C tiene un espacio que funge como bodega y de ahí cada tercer día abastecen de alimentos a las cocineras, les dan azúcar, huevo, café, arroz, frijol, lentejas y café.

Además por las mañanas cada representante de las cocinas acude por sus kilos de  tortilla, algunos se llevan ocho y hasta diez, es decir a diario se consumen 300 kilogramos y por la noche son piezas de pan tradicional.

“El maestro Toledo nos ha dado jitomates, chile, cebolla, ejotes, zanahorias, papas, chayote, y hasta pollos para preparar los guisos, hemos hecho lentejas, caldo de pollo, bisteces, caldo de res y muchas más, en las tardes mientras nos relajamos pensamos en el menú del día siguiente, y así le hemos hecho para comer sanamente en medio de esta tempestad”, expresó Teresa López Suárez, otra de las cocineras.

En la cocina comunitaria las mujeres se organizan en grupos, algunas hacen el desayuno y otras la comida, mientras que los hombres también ayudan a servir los alimentos  y en las noches son los vigilantes.

“Aquí todos somos voluntarios, somos 15 mujeres, y también hay varios hombres, pero algo importante es que se han sumado jovencitos  que también nos ayudan a servir la comida y otras veces hacen sus rondines por la cuadra, esto lo llamamos solidaridad”.

Una vez que los guisos se han elaborado, una de ellas avisa a los de la cuadra, y de inmediato salen con sus platos o recipientes, algunos los traen de barro y otros de plástico, se les sirve lo suficiente para una ración  que les permita satisfacer sus necesidades de alimentos.

“Preparamos para 100 personas, por ejemplo para un caldo de res compramos entre todos los vecinos 10 kilogramos de carne, de ahí el resto de los ingredientes son de los donativos de Chico Toledo, a él lo conocimos  hace muchos años y por estamos agradecidos por su apoyo”, expresaron.

Las horas pasan y parecen no cansarse, mientras unas pican para el desayuno, otras preparan el café, y unas más lavan los platos y tazas.

En las cocinas comunitarias también han adoptado el cuidado del medio ambiente, y  usan platos y vasos reutilizables, muchos de los que vienen por comida traen sus recipientes de barro o de plástico, otros  sus platos y vasos y se sientan en la mesa a comer, para todos hay, a nadie se le prohíbe el alimento, no hay distinción económica y tampoco de ideología.

“Aquí come el vecino, la vecina, el niño o la niña,  el que  tenga hambre y va pasando se le ofrece un bocado, por las noches damos café y pan, y así sucesivamente le hemos hecho en todos estos días, no ha sido una tarea fácil, pero nos gusta, nos hemos vuelto más solidarios y hemos valorado la vida, vivimos el hoy, eso es lo importante”, explicaron.

Para las mujeres, cocinar ha sido una terapia, porque mientras realizan los alimentos se desahogan, platican de aquel 7 de septiembre,  de aquel movimiento que describen “fuerte” “horrible”  “de miedo”, “del terremoto” que llaman susto, que aún sigue latiendo y que no termina de esfumarse de este  territorio zapoteca.

Diana Manzo / Agencia de Noticias Istmopress

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  • septiembre 18, 2017 en 7:44 pm
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    Hola atraves de este medio quiero expresar mi más sincero pésame para toda esa gente que perdió un ser querido en el terremoto y los que perdieron todo desafortunadamente. Yo tuve la dicha de visitar es tierra de gente hermosa y me enamore de Oaxaca. Tierra de mujeres lindas, luchadoras, y de grandes cocineras. Para mí el colorido y los bordados mas preciosos son los del Istmo. Cuando sucedió lo del terremoto mi corazón sufrió mucho, de saber que el gobierno se olvido de Oaxaca antes del terremoto y hoy más. Yo se que Oaxaca se mueve por su gente trabajador y no por el gobierno miserable que les da la espalada, y no le importa la Gente del Pueblo. Pero como siempre la gente saldrá adelante con el favor de Dios y con el apoyo de gente buena que tiene corazón. Creó que las cocinas comunitarias son una gran idea. La mujer Oaxaqueña se caracteriza por ser las Mejores Cocineras de todo México. En sus guisos conservan tradiciones, historia, y costumbres. Ojala hubiera manera de poder ayudar con el Maestro Toledo para que en estas cocinas comunitarias nunca falte el pan de cada día. Dios no olvida y saldrán adelante con la ayuda de cada uno de nosotros que nos sentimos muy afortunados de ver conocido Oaxaca. Te Amo Oaxaca. Sofy de California

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