La profesora, los niños y los libros

#UniónHidalgo, Oax. 1 Jul (#Istmopress) – Lleva más de los 28 años de trabajo ininterrumpido, que son en la modalidad de Décimo transitorio en la ley del ISSSTE suficientes para lograr la jubilación en el servicio profesional docente de la SEP.

“Me esperaré la medalla ‘Manuel Altamirano’” manifiesta tajante entre una risa irónica la maestra Urania López Carrasco. Quien viaja todos los días de Unión Hidalgo su pueblo a Santo Domingo Ingenio, donde labora en la escuela “Progreso” que le ha permitido desenvolverse en plena libertad a lo largo de estos veinte años.  

El ambiente se ha vuelto tenso, se ha balcanizado nuestras relaciones, se ha perdido algunas cosas que nos hacía laborar con mayor entusiasmo, oigo decir a la profesora en repetidas ocasiones, pese a todo encuentro algo alentador en lo que me comparte, que es su experiencia en estos años con los niños y los libros de la biblioteca de aula y escuela.

El patio de la escuela ha sido su aliado, bioongos y huanacaxtles son los mantos verdes por donde pasea a menudo con los niños sean del grado que sea. Por varios ciclos escolares se le asignaba el primer grado  más por disposición administrativa que pedagógica, los llevaba al siguiente grado escolar.  

Cuando la escucho hablar de los niños y sus libros de aula no me queda más que sentir y comprender el sentido que esto le da a su vida, el acercamiento que ofrece es la de un juguete nuevo, los libros ajados están junto con los más cuidados, los libros para ella no envejecen, están mutando para presentar nuevas historias, cada vez que ella los relaciona o correlaciona con un tema de actualidad, lo mismo le sirve para contar que para dar explicaciones y poner ejemplos de los acontecimos de actualidad, para ella los libros son  fuente de conocimiento y son muy valiosos.  

Esta energía se trasmite a los niños, los hace querer los libros, ellos son quienes piden salir al patio a recocer leyendo a coro, todos leen al unísono y  se empeñan en ser escuchados pasean  por todo el largo del pasillo de techo de láminas, se pasean en la cancha, a veces trepan a los árboles pero todos hacen este ejercicio de leer.

Urania, está convencida que a los niños les gusta este trato que les da. Todos los días destina tiempo para leerles en voz alta, al grado de pedirle a la comisionada de la biblioteca que mejor la deje hacerlo y, que ella se ocupe de los otros grupos. Me comenta luego: mejor pido que la lectura en voz alta la haga yo misma, siento que cuando leo transmito mi gusto y pasión por los libros, la palabra, pues ella me parece demasiado fría, entonces tomó la palabra.  

Urania ha encontrado en esta relación de los libros y el camino de la lectura otras formas de relacionarse con los padres a quienes invita a leerles a sus hijos. Convoca a otras personas a que lean a los niños, lleva años realizando este tipo de actividades, que claro está, no la pone siempre en el mejor lugar, en todo caso casi siempre recibe cuestionamientos sórdidos de sus compañeros. Esto le ha traído más distanciamiento que una convivencia armónica entre ellos. Pero ella  insiste, estará laborando con todo su entusiasmo y energía hasta el último  momento que ya decida retirarse de la escuela.

La profesora, no es de las personas que tomen cursos o talleres ni acumula diplomados, ni está al tanto de ferias de libros ni conferencias magistrales, solo se guía de la confianza y sabiduría que la experiencia le ha brindado, y da todo por ver a los niños sonreír.

Víctor Fuentes / Agencia de Noticias IstmoPress

1julmaestra1

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