El voluntariado de David, más conocido como David de Bele.

#UniónHidalgo 17 Ago (#Istmopress) – Son casi once de la mañana, la gente sigue llegando, es que hoy es domingo, me lo recordó Ta David, un hombre moreno de labios gruesos, pómulos pronunciados, unos ojos negros y grandes. Me  fijo de sus manos que sostiene una lima, le saca filo a la tarpala, son unas manos venosas, llenas se surcos que no veo tan fácilmente en las manos de señores de su edad. 

El señor platica como el viento ligero, le sale mil palabras de la boca por segundos,  conoce y sabe lo que pasa en la comunidad, sobre todo en torno al camposanto donde trabajó casi de manera voluntaria a no ser porque recibía apoyo económico del municipio en su momento, hasta hace unos tres años que ya no se encargó de ello. 

Me comenta que representa al guzana goola de la Santa Cruz de los pescadores. Y eso significa entre otras cosas estar al cuidado de las capillas del pueblo y la pista de baile, claro  también la capilla que desde donde estábamos platicando, nos quedaba en frente.  

No le pregunté sobre sí, el sueldo lo mueve a trabajar para mejorar los sitios comunes, quise entender que es su voluntad, la que lo motiva a hacerlo por Unión Hidalgo, nuestro pueblo. 

Me explicó que en el panteón sembró palmeras frente a lo que fue la capilla Panteón Marte Santo, que el sismo desplomó, que han crecido a lo largo de estos 10 años,  junto  a las de la playa Unión. En la entrada hay dos hileras de ellas que reciben a los visitantes. Él sembró 13, se lograron solo 7 de la fila izquierda, las que colindan con el terreno del maestro, se lograron y crecieron más, el me ayudó a cuidarlos y donó agua para su riego. Y sembré otras palmeras en bize cuachi. Me dice satisfecho.  

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Es constante, no me permite siquiera hacerle preguntas, no para, en la escucha que sostenía, me lleva de comentario a comentario, me platicó como se logró hace apenas una semana las dos lámparas solares a orilla de la playa, entre las chozas de láminas de zinc oxidadas y reutilizadas, palma, y horcones de las casas de tejavana, ahí entre esa línea irregular de chozas se colocó un poste de los que sostienen cableado telefónico en su centro se hizo un amarre en espiral con alambre de púas, Ta David, me dice que le añadieron ese detalle, para evitar un posible robo. 

En seguida él mismo, nombra una estrategia que el ratero puede ocupar, es que el que roba primero inspecciona cómo está el área, no es tonto de venir y que lo cachen, este puede traer una pinza y cortarlo pero, se responde luego, no seamos mejor malagüero, veremos cuánto dura. 

Me platica, que las lámparas las trajo un maestro gordo, me nombró el nombre de su papá, que iba ser candidato, pero luego como no pudo por su trabajo, lo dejó para el profesor que ganó, seguro el otro trienio será él, el presidente, nos ha ayudado a conseguir cementante para el camino que son 4,600 metros del panteón para acá. Buscamos a otros candidatos de La Ventosa, y otro de acá mismo que regalaron 6 volteos y se colocó en el camino, luego buscamos como aplanarlo y llenar los baches más grandes, ahora hay pocos, será necesario ampliarlo, el maestro, omite el calificativo,  él dice que hará y bajará un proyecto para mejorarlo. Me aseguró mientras seguía afilando su tarpala. 

A veces  detenía la mano y seguía hablando, ponía su lima sobre la pierna, cuando la tocó arrugó la cara, de inmediato me dice que está enfermo y le gustaría forma un comité de amigos, lo pensó conformar entre los siete que son sus conocidos, desgraciadamente llegó la enfermedad ésta, que nos está matando. 

Uno de ellos murió antes de toda esta desgracia y pues, ya me detuve, pensé que cada uno pudiera salir de casa en casa a solicitar ayuda económica, ir con personas como tu  porque tú, pues darías unos 200 pesos o algo más, el caso es tener un dinero para  ayudar a la gente que está enferma, que sí saben que se va morir, pero mientras llega la hora se puede controlar el dolor con una medicina que cuesta 8 mil pesos, quien pobre  puede pagar eso, la gente se muere con todo el dolor, por eso quería ese equipo para ayudar. Me aclara.   

Luego platica cómo está apoyando para evitar más contagio. La iglesia la cerré, ahí entraban con los muertos, la gente no dice si murió de COVID, por eso se necesita que el pueblo y entre nosotros ayudarnos, un asunto más que me compartió fue que, él mismo hace esfuerzos para recompensar y corresponder al maestro para cuando visita  la playa, a él y sus compañeros les prepara un caldo que entre ingredientes y pescado tiene un costo de 400 pesos. Por eso, mejor busca la colaboración de los pescadores, aclara que él no es de atarrayas solo de anzuelo.  

Vuelvo a ver el entusiasmo en su cara, prefiero pensar sin duda, que lo que hace, lo realiza sin afán de lucro por delante, espero no equivocarme, me retiro de ahí, con una idea, me agrada saber que realmente hay detrás de cada uno de nosotros un sentido de voluntad activado. Y que solo falta canalizarlo de manera apropiada. 

 

Víctor Fuentes / Agencia de Noticias IstmoPress            

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