Chontales celebran la fertilidad con un rito tradicional: Edil se casa con una “niña princesa lagarta”

#SanPedroHuamelula 30 Jun (#Istmopress) – El último día de junio, el pueblo Chontal de San Pedro Huamelula en el Istmo de Tehuantepec celebra la fertilidad con un rito tradicional muy peculiar y único en todo México, la boda de la niña princesa lagarta (aimó en chontal), un reptil que se casa con el presidente municipal para conservar la paz y el equilibro entre los pueblos chontal y huave junto con la madre tierra.

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En esta celebración ancestral donde hay fiesta, colorido, música y mezcal se reanudó en este 2022, tras dos años de suspensión por la pandemia del Covid- 19. Las tradiciones estipuladas por el pueblo se cumplen y quienes desobedezcan lo pagan con una multa e inclusive van a la cárcel.

El lagarto para los pueblos indígenas es una deidad, y significa un respeto a la madre tierra, que los chontales celebran con fiesta y algarabía, pero principalmente con un matrimonio entre lo humano y lo divino.

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De piel escamosa y verduzca y ojos resplandecientes así es la “niña princesa lagarta”, este año bautizada con el nombre de “Alicia Rubí” quién se casó con su traje regional blanco -enagua y huipil-, con Victor Hugo Sosa García, presidente municipal de San Pedro Huamelula en una ceremonia tradicional.

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La niña princesa lagarto es de origen huave y el alcalde chontal, su unión matrimonial significa una ceremonia ancestral que data de más de 100 años y que se celebra en el marco de las fiestas patronales en honor a San Pedro Apóstol, ella se viste con traje de novia y él con su atuendo tradicional que es pantalón negro y guayabera blanca.

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San Pedro Huamelula está ubicado en la zona costeña de la región del Istmo de Tehuantepec, aquí habitan los chontales y también los ikoots (huaves) -mareños que unidos se conocen como Guapis.

De acuerdo con la tradición oral , la princesa lagarto fue traida de San Mateo del Mar y una familia del pueblo la cría como si fuera una hija como parte de sus tradiciones.

Un día antes, el 29 de junio, la princesa lagarta es bautizada en la capilla principal de San Pedro Apóstol, y es acompañada de ”Mareños, “Negros” y los “Turcos”, quienes con danzas tradicionales que piden a los dioses paz, amor y sabiduría para sus pueblos.

****El ritual de la boda ***

Su huipil blanco y su enagua la engalanaron así como su tocado y su velo, la niña princesa se casó con el presidente municipal en una danza tradicional y para sellar la fertilidad, se besaron.

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De acuerdo con datos históricos, la tradición del casamiento de la lagarta data del año de 1789 y fue escrita a modo de un guión teatral por religiosos, sin embargo, los viejos sabios de la comunidad aseguran que se trata de un hecho tradicional.

“En ningún otro lugar de México una lagarta se casa con un presidente municipal, es una tradición única que aún conservamos a pesar de los años y del tiempo”, refiere el cronista chontal Jaime Zárate Escamilla.

Año con año, el cronista está presente en esta celebración y recuerda que por la pandemia del Covid-19, ha sido la única vez que se ha suspendido.

La madrina, Elia Edith Aguilar Vásquez de 31 años y licenciada en administración de empresas expresó que es un honor participar, pues su bisabuelo fue uno de los hombres que capturaba caimanes.

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“Desde el día que me nombraron madrina hice todos los preparativos, busqué el atuendo y también el traje de novia, para nosotros no es una cosa chusca ni graciosa, es nuestra tradición, al danzar con la lagarta estamos dándole gracias a la vida, a lo que tenemos, a lo que la tierra nos da”, refirió.

El presidente municipal, Víctor Hugo Sosa García expresó que ellos tienen que cumplir con esa tradición, porque negarse es como “un pecado” y es una forma de cumplir a cabalidad con los recursos asignados para su comunidad.

***El origen y los participantes ***

De acuerdo con lugareños, esta tradición inició décadas después de la construcción del templo católico, edificado por frailes Dominicos en el año de 1703, y que desde entonces ha tenido modificaciones, sin embargo aseguró que la esencia permanece.

En esta tradición se entremezclan mitos prehispánicos y católicos, así como hechos históricos entre los que destaca la guerra entre moros y cristianos, y la propia guerra entre chontales y los Ikoots de San Mateo del Mar, así como la luchas de pescadores de la costa de Oaxaca contra los piratas holandeses, y finalmente como una remembranza de la conquista española, afirma el historiador.

Todo inicia el 23 de junio con las danzas y representaciones teatrales de la pugna entre personajes como “negros”, “turcos”, “mareños “, “muliatas” y “caballeros” que luchan entre sí por la supremacía del territorio, y culmina el día 30 de junio, con una fiesta donde los chontales retoman el control de su pueblo, a través de enlaces matrimoniales.

Además el pueblo noble de los chontales sede bienes materiales y acepta nupcias con la princesa de los ikoots (huaves), así como acepta a la princesa de los “negros” y paga por “muliatas” (hombres vestidos de mujer) y compra mercancías a los “turcos”, con el objetivo de alcanzar la paz y el equilibrio para todos.

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La ceremonia no guarda mayor solemnidad que el respeto y la reverencia que se merece la “niña princesa” lagarto, pero a la usanza de la costa, los diálogos discurren entre alusiones sexuales, que de una u otra forma comprometen a la autoridad municipal para “responder” por los “ultrajes” cometidos en contra de la princesa lagarto o contra “muliatas” o contra la “niña” de los “negros”.

El momento solemne llega con la reminiscencia de los ritos más antiguos de los Chontales: los mareños ofrendan mezcal, pozol y caldo de pollo a las autoridades, quienes comen hincados en un semicírculo, tras este cortejo y la aceptación del casamiento, las autoridades bailan uno a uno con la princesa, entre atarrayas y máscaras, el pueblo Chontal celebra la paz en Huamelula y pide a la naturaleza y a los dioses prosperidad para los suyos.

El 30 de junio que es la última fecha de la celebración, los 5 grupos de danzantes caminan por las calles con música, tratando de “conquistar” a las personas que se encuentran en su camino; de acuerdo a la tradición antes sólo eran 12 personas las que participaban por cada grupo, ahora no se restringe el número de danzantes, lo que permite la participación de niños y jóvenes.

El último día de junio, toda autoridad municipal que llegue a gobernar le otorga a cinco grupos todo el poder de la localidad; los Mulyatas (negros de la Costa), Pichilinquis (turcos que quisieron conquistar este sitio sagrado),Guapis (Huaves-Mareños originarios de San Pedro Huamelula), Guerreros(Quienes se visten de mujer porque según la historia en una batalla mataron a sus mujeres y para que ellos no fueran asesinados se vistieron de mujer) y los Caballeros (Rancheros con poder).

Ese quinteto se dedica a recorrer y a gobernar -según la tradición- en todos los rincones de San Pedro Huamelula por este día. El grupo de los Guapis recorre con la lagarta vestida de traje regional istmeña (enagua y huipil) las viviendas, en donde danzan un baile típico. Una vez concluido el ritual, le colocan un vestuario de color blanco y la bautizan con el nombre de la esposa del presidente municipal, en este año se llama “Niña Princesa Isabel” y a partir de ese momento se vuelve “sagrada” para todas y todos.

Mientras que los caballeros, montados a caballo son los guardias de este día, ellos hacen justicia, encarcelan a cuanto persona quiera y se oponga a convivir estas tradiciones indígenas.

En San Pedro Huamelula, las representaciones son serias, el que se niegue a casarse con la lagarta se va a la cárcel. “Es una costumbre que se ha hecho ley.

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Diana Manzo / Agencia de Noticias IstmoPress

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