Perdí todo, mi  casa y mi equipo de trabajo pero no la vida : Ramón Luis, talabartero  

 

#Juchitán 04 octubre (#Istmopress).- Recuerda y llora, los recuerdos se han asentado en su mente y corazón, Ramón Luis Luna,  artesano de huaraches originario de la octava sección “Cheguigo” de Juchitán,   aún no concibe que con el  terremoto del 7 de septiembre  perdió todo, su casa y gran parte de  su equipo de trabajo,  pero no la vida, porque solo así seguirá creando sus artesanías,  su única fuente de trabajo y herencia de su abuelo y padre.

 

De su casa solo quedó un pequeño cuarto donde resguarda algunas piezas que logró rescatar entre todo aquel escombro, el resto se colapsó incluyendo su maquina de costura, mesas, rollos de plástico y cuero y algunas hormas de zapatos con elaboraba sus huaraches.

 

En esta sección,   la octava de Juchitán, habita el 90 por ciento de los artesanos que elaboran huaraches de cuero y otros sintéticos, son alrededor de 20 y en su mayoría perdieron sus viviendas como Ramón.

 

La mayoría de los hogares de  esta sección están colapsadas, por donde uno camine es imposible no observar las casas derribadas y patios enteros que se miran tristes porque toda una  vida forjada en las casas se perdió con el fuerte temblor de aquel jueves de casi un mes, cuando la tierra rugió  al diez para las doce.

 

Conforme transcurren los días,  la situación se ha vuelto más tensa para Ramón y su familia porque no ha podido elaborar sus huaraches a falta de equipo y material, además de que tiene una deuda con su proveedor que no ha podido saldar.

 

El artesano heredó el oficio desde los 11 años de edad, actualmente tiene 44 años y más de 3 décadas de ser talabartero, su abuelo Ruperto Sánchez Ramírez y su padre Antonino Ruiz le enseñaron técnicas de elaboración, sin embargo prefirió aprender a realizar los huaraches sintéticos por ser más baratos y fáciles de vender.

 

Los clientes de Ramón son damnificados, cada tercer día entregaba calzados a los comerciantes del mercado 5 de septiembre, se ha quedado sin clientes, con deuda y sin casa.

 

“A veces uno lamenta, uno dice porque a mí, pero en estos días he valorado que la vida es lo más importante, tengo manos y pies y eso es muy importante, ahora desempolvaré nuevamente mi maquina de costura y a comenzar de nuevo, ponemos nuestra fuerza en Dios, no hay de otra ”, dijo.

 

Ramón tiene las ganas pero no el dinero para empezar a trabajar, sus clientes también están damnificados como él y no le han comprado ni un solo par de huaraches que logró rescatar, el artesano vive desesperado porque tampoco ha escuchado que los apoyos  de sus autoridades  llegaran.

 

“Es duro y complicado” expresa el artesano que a pesar de vivir debajo de una lona que una vecina le regaló no se doblega, limpia con delicadeza sus hormas de zapato y las enumera de nuevo.

 

“Se les borró la numeración a muchas hormas de zapato y otras se perdieron , mi casa quedó hecho polvo, todo se vino abajo, he llorado mucho porque mis cosas se fueron, pero valoro más que mi familia y yo nos hayamos salvado, ese fuerte ruido que de la tierra surgió y se movió ha sido lo más feo que he vivido, ese miedo aún no lo supero”, explicó.

 

En el patio que fue alguna vez la casa de Ramón, coloca sus huaraches para ofrecerlas a quién pase, los hay de 70 y 80 pesos, no son nada caros pero la economía de las familias no está para comprar calzado, sino comida.

 

“Llevo tres días colocando en fila los huaraches, la gente pasa y los ve, pero me dicen que por ahora no los compraran, que prefieren comer, es una situación muy dura porque mi familia también reclama comida, por fortuna tenemos el apoyo de gente solidaria que llega y me ve y me da una despensa, no se si les doy lastima pero lo agarro, de eso hemos comido en estos días”, dijo.

 

Dos pedazos de cuero logró encontrar, los ha limpiado y los coloca en su barda improvisada para que le de el sol,  con ello piensa hacer unos huaraches

 

A Ramón le angustia  saber que sucederá con el apoyo de sus autoridades, asegura que no sabe si habrá apoyos especiales  para artesanos porque a él y sus compañeros nadie los ha visitado, solo los de Sedatu quienes le pusieron un numero en su pared, pero de su oficio y de su forma de obtener ingresos nadie habla.

 

“Nosotros como artesanos estamos desamparados,  será difícil la reconstrucción de los negocios pero saldremos adelante, no hay de otra, si las autoridades no nos dan nada, con lo que tenemos pagaremos las deudas y saldremos fuertes, es duro pero no imposible”, expresó.

 

Mientras recoge sus huaraches que no vendió, termina también de componer su maquina, no esperará más dice Ramón, las ansias por volver a confeccionar sus huaraches lo motiva, las ventas comenzaran casa por casa, no le importa caminar bajo el sol si eso significa traer comida a casa.

 

Diana Manzo/Agencia de Noticias Istmopress

 

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