Niños músicos que nacieron con el canto de los Binizaa´

#Juchitán 30 abril (#Istmopress).- Aldo Elí, José Alfredo y Brisa Marina han aprendido a administrar su tiempo con apenas  8 y 9 años de edad, son niños músicos que desde hace dos años decidieron amar el canto de los Binizaa’ (zapoteco) y dedicarse a la música, son tres de los cuarenta menores que integran la Banda Filarmónica Infantil y Juvenil “San Vicente” de la Casa de la Cultura de Juchitán.

José Alfredo tiene 9 años de edad y a pesar de que no tiene mucho tiempo para patear el balón y jugar una cascarita con sus amigos, su pasión es la música en donde ha demostrado su habilidad para tocar el Sax Soprano que  ha sorprendido a muchos por su gran dominación instrumental.

Inquieto, hábil y responsable son los calificativos para  José Alfredo, quién a su corta edad es todo un músico profesional que domina un repertorio entre 30 y 40 temas, siendo su favorito “Son calenda” que identifica al pueblo zapoteca de Juchitán.

“A principio fue un mandato de mis padres asistir al taller de música , pero después de dos años digo que es mi pasión, quiero compartir mi vida al lado de la música pero también pienso ser ingeniero, muchos se admiran de que a mi corta edad participe en una banda de música donde hay jóvenes de 13 y 15 años, sin embargo tengo esa habilidad y la he sabido disfrutar, sigo siendo un niño y amo tocar música”, expresó.

Aldo Elí y Brisa Marina llevan un año en la Banda Filarmónica, ambos tocan el clarinete y se encuentran en la segunda etapa, la de instrumentación.

A ellos no los dejan solos, siempre los acompañan sus mamás quienes son sus fortalezas y les dan ánimos cuando algo se les dificulta. Aldo Elí diariamente viaja de la comunidad de Santa María Xadani a las instalaciones de la casa de la cultura, confiesa que en un principio le fue cansado y tedioso pero conforme iba aprendiendo y conociendo de la música se le hizo cotidiano.

“En nuestros ensayos practicamos dos horas, llegando a casa abrazo mi clarinete y de nueva cuenta lo tocamos por otra hora, a veces no me da tiempo de jugar pero mi mamá me ayuda a organizarme y hasta veo la televisión un rato”, relató.

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El ser niñas y niños  músicos no ha sido impedimento para que pierdan la esencia relata la madre de Aldo, quién es originaria de la sierra Juárez, cuna de músicos y bandas filarmónicas.

“A mi hijo lo metimos a música porque queremos heredarle una opción para su vida, la música filarmónica es herencia de mi pueblo y vemos que aquí en Juchitán también se le da valor, la disciplina los acompaña pero no dejan su esencia de niños y eso nos gusta mucho”, compartió Marina Hernández López.

A pesar de invertir 60 pesos diarios y 300 pesos semanales en pasajes de su comunidad hasta la Casa de la Cultura, la madre de Aldo Elí está segura que la música es un extraordinario desarrollador del conocimiento cognitivo y que ha sido de mucha utilidad para su hijo.

“Me gusta que a mi hijo le guste la música es una disciplina que lo ha llevado a desarrollarse, lo que hago es no presionarlo, hasta el momento cursa la etapa dos, “instrumentación” pero esta ansioso de poder tocar con sus compañeros, eso lo mantiene motivado y a mi también, todo vale la pena por un hijo”, explicó.

La pequeña Brisa Marina acude puntual a sus ensayos, en ocasiones es la primera en llegar, no lo deja por ningún instante inclusive de la rapidez con que come y hace su tarea no le da tiempo de quitarse el uniforme porque expresó su pasión es la música.

A ella  no le da tiempo para jugar con sus muñecas pero tampoco se lamenta reconoce que pronto será una gran músico y participará como lo hacen sus demás compañeras.

“Muchos en mi escuela me dicen porque vengo diario a música, porque del año que llevo aprendiendo aun no salgo a escena y nada más me rio, todo es paso a paso,  hasta ahora llevamos unos 30 temas y le confieso que mi favorito es “cielito lindo”, es un tema alegre y de mucho sentimiento”, relató.

Los tres pequeños explicaron que así como muchos adoptan un deporte u otro tipo de desarrollo artístico,  ellos eligieron ser músicos  y van a seguir hasta que la vida se los preste.

“A mi me gusta la música, he aprendido de ella porque siento es un buen motivo para conocer las canciones de mi pueblo, la región del Istmo y mi país, el profesor nos enseña temas que van desde sones regionales, marchas, pasos dobles y también boleros” explicó José Alfredo.

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EL APRENDIZAJE

Los tres pequeños reciben asesoría del maestro Apolonio Blas Gil, quien hace un año tomó la batuta de la Banda Filarmónica y quién es originario de Santana del Río, Tlacolula de Oaxaca.

“A la par con la enseñanza de los niños de la Banda Infantil de la Casa de la Cultura tenemos una extensión en la séptima sección, estamos volviéndonos semilleros de nuestra cultura a través de las notas musicales, deseamos que cada vez más niñas y niños se sumen a este proyecto, es divertido, se relajan y aprenden a disciplinarse”, compartió.

Dijo que actualmente son cuarenta integrantes de la Banda Filarmónica, algunos están en la primera etapa de solfeo, la segunda de instrumentación (intermedio) y la tercera avanzado, quienes son los que participan en escena.

“Lo que buscamos es la convivencia, que los pequeños desarrollen sus habilidades, deseamos que sigan siendo los niños y niñas felices y sonrientes y que la música siga conservándose, que se revitalice, que no muera”, explicó.

Los instrumentos de cada uno de los pequeños en su mayoría son proporcionados por la Casa de la Cultura,  sin embargo los costos oscilan entre 2800 y 3400 pesos.

“En nuestra banda tenemos clarinete, sax baritono, sax alto, sax soprano, timbales, platillos, trompetas, tambora entre otros, además de que los alumnos están preparados bajo notas musicales, no improvisamos pero si nos divertimos mucho”, detalló.

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LOS ORIGENES

La Banda Infantil y juvenil San Vicente de la Casa de la Cultura resurgió en el 2011 hace cinco años  aproximadamente después de haber estado en un descanso, su creación surgió con carácter comunitario con la oportunidad de ofrecer recreación musical a la comunidad.

Vidal Pineda Ramírez,  director de este recinto cultural describió que el objetivo primordial es fortalecer la tradición musical de bandas en la región del Istmo y facilitar a las nuevas generaciones alternativas de expresión artística cultural.

“Queremos que los menores y adolescentes rescaten, preserven y difundan la música local de los abuelos y la música regional de las bandas de viento de nuestro Istmo y al mismo tiempo su revalorización, por eso es que seguimos difundiéndola para que los padres se den la oportunidad y compartan con sus hijos nuestras tradiciones indígenas” resaltó.

Uno de los cantantes de mayor relevancia internacional que tiene Juchitán,  Edilberto Regalado catalogado como tenor y cantante de opera relató que aprender a tocar un instrumento en la infancia es bien sabido que favorece la actividad del cerebro para el mejor desarrollo integral de toda persona, haciéndolo más ágil, capaz e inteligente.

Esta banda musical infantil y femenil goza de contar con una grabación musical, el cual es un testimonio del trabajo que ha realizado la Casa de la Cultura a través de gestiones.

Los niños y adolescentes han recorrido con su música en diversos foros culturales, encuentros, festivales no solo de su natal Juchitán sino también a nivel regional y estatal en donde interpretan sones zapotecos y también portan con orgullo el traje típico de la mujer istmeña (enagua y huipil) y los hombres su guayabera blanca y pantalón oscuro.

DIANA MANZO / Corresponsal

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