La Candelaria, la diosa sirena de los ikoots

#SanMateodelMar 04 feb (#istmopress).- La leyenda de la Virgen de Piedra (Mijmeor Kan), deidad del pueblo ikoots del Golfo de Tehuantepec,  se asocia e integra a la celebración católica de la Virgen de la Candelaria, realizada a mitad del solsticio de invierno, cuando los días empiezan a ser más largos debido a la posición del sol, dando paso a un nuevo ciclo de fertilidad de la Tierra.

El ciclo ritual inicia con la Labrada de Cera (creación de velas y cirios) a finales de enero, haciendo los preparativos para que el primer día de febrero las autoridades realizen oraciones y cánticos en latín y lengua ikoots frente el altar dedicado a la Virgen en la casa de los mayordomos. Durante este acto, los invitados esperan debajo de una enramada, mientras beben mezcal y atole de espuma (maíz con cacao).

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Terminado el rezo, los devotos caminan en procesión hacia la iglesia principal, donde se postran y entregan sus ofrendas a la Virgen. Delante de la peregrinación, el grupo de músicos originarios hace sonar la flauta de carrizo, tambores y caparazón de tortuga con astas de venado. Detrás, músicos de la etnia zapoteca entona sones istmeños, le siguen los estandartes del mayordomo y capitanes, mujeres, niñas, niños y jinetes a caballo.

Gradualmente el pueblo ikoots han adoptado mayor número de rasgos culturales de sus vecinos zapotecas (a su vez europeizados), lo cual se hace visible en la vida cotidiana y en el ornamento de las fiestas, música e incluso vestimenta. Los ancianos nativos temen que en algunos años más, las ahora escasas tradiciones ikoots se pierdan definitivamente.

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Durante esta celebración, a los alrededores de la iglesia y del Palacio Municipal se instala un mercado y actualmente una feria con juegos mecánicos; las mujeres venden ramos de albahaca, gallinas, patos, iguanas, entre otros animales silvestres, así como pescados y camarones. Otras etnias de la región y comerciantes de otros estados del país participan en la compraventa de productos. Por la noche, se realiza el baile del pueblo.

El 2 de febrero, después de la misa principal, los creyentes se dirigen a las playas del océano Pacífico que colinda al sur con el pueblo, para “limpiarse” con los ramos de albahaca que luego arrojan al mar vivo. En coincidencia, diferentes religiones de los pueblos mesoamericanos y la religión Católica, identifican la celebración de la Virgen de la Candelaria como alegoría de purificación de cuerpo y alma. Por la tarde se presenta la Danza de los Malinches.

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El pueblo que llegó del mar

San Mateo del Mar, fundado en el año 1606, es el más grande de los cuatro pueblos ikoots del litoral del Golfo de Tehuantepec; conocidos como “Huaves” que en lengua zapoteca significa gente que se pudre en la humedad,  ellos se hacen llamar “Ikoots” que en su lengua ombeayiiüds significa: nosotros.

De acuerdo a los datos Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) la tercera parte de la población (unos 17 mil ikoots) aún habla  “ombeayiüts”, lengua nativa de la que se desconoce su origen. Aunque de acuerdo a una crónica del siglo XVI, los ikoots, llegaron del mar, procedentes de Perú o Nicaragua.

El mar es sagrado para los ikoots, afirman. Su actividad principal es la pesca de camarón en las lagunas marinas o en el Océano Pacífico, los hombres lo pescan y las mujeres lo venden en los mercados de los pueblos vecinos, como Santo Domingo Tehuantepec y Juchitán de Zaragoza.

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La leyenda de la sirena virgen de piedra

Aunque la mayoría de los ikoots saben la leyenda de la Virgen de Piedra, Mijmeor Kan, no todos la cuentan; le llaman también Sirena Virgen o la Virgen Morena, dicen que tenía su casa en la isla de Monopastioc, pero cuando llegaron los evangelizadores españoles, se sumergió en el mar.

Antes de eso, el mar no tenía olas; cuando la virgen saltó al agua, levantó olas y la espuma que se ve es la capa floreada de la Virgen. Todos los animales corrieron con ella. Dicen que el tigre caminó sobre la jaiba, que todavía tiene la huella de la pata del tigre pintada en su cáscara. De acuerdo a la leyenda la Sirena Virgen regresará cuando el pueblo sinceramente la necesite…

Pese al tiempo y la dominación de otras culturas sobre los ikoots, el amor de la diosa madre sigue presente, simbolizado ahora por la Virgen de la Candelaria, a quien le piden protección, lluvias y vientos benévolos para la pesca. Y para cumplir con la profecía de salvar a su pueblo, los ancianos ikoots le piden que vuelva.

Texto y fotos: Martín Vargas / Corresponsal

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