Fernanda una guerrera incansable

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TEHUANTEPEC 20 Seo (istmopress) – Como una guerrera que su naturaleza es luchar y conseguir lo inalcanzable, Fernanda Sánchez Márquez logró ser lo que un día pensó, Coronel de Enfermera del Ejercito Mexicano.

Sin mencionar fechas pero sí muchos recuerdos, Fernanda goza la vida que ha llevado a lo largo de estos años , orgullosa de haber dedicado sus años de juventud al Ejército Mexicano en donde concluyó  su carrera de Enfermería a los 19 años de edad.

Cobijada de la  tranquilidad y de la naturaleza que guarda el patio de su casa, la mujer coronel compartió el momento en que ella le dice a sus padres su interés de ingresar al colegio militar,  noticia que no fue agradable por ser mujer.

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“ Los Xuanas de mi barrio San Jerónimo, todas las noches visitaban a mis padres convenciéndolos de que intervinieran en mí para que desistiera de mis ideas, por el simple hecho de ser mujer, pero no lo lograron y finalmente ingrese al colegio militar”, contó.

Respira y sin perder su postura que caracteriza a los militares, puntualizó que lleva más de diez años radicando en Tehuantepec, en donde volvió para reunirse con los suyos, su gente.

Las huellas de su niñez permanecen vivas, y las descubre a diario  en los anaranjados tabiques de su patio,  en los escalones  donde brincaba de un lado a otro junto con sus seis hermanos y en los boludos  jarrones de barro  que adornan especies de ornato.

Fernanda no solo venció sus sueños  y se graduó de Coronel de Enfermería, sino también contribuyó al mejoramiento de su vida familiar, la cual era humilde pero trabajadora.

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“Lo que un día fue una charla  de parte de uno de mis maestros en el salón de clases, tres años  más tarde se volvió realidad, me gradué como enfermera militar y emprendí el vuelo  como lo hace el águila, firme y disciplinada hasta cumplir 34 años de servicio”, relató.

Para ella, las etiquetas no importan mucho, pero sí guarda  y demuestra siempre el respeto por su institución, de quién heredó aprendizajes  y experiencias inolvidables, que la llevaron a conquistar diferentes grados en su vida profesional; obtuvo la especialidad de fisioterapía, fue maestra de la Escuela de enfermería y también laboró en el Hospital militar además de importantes cargos dentro de la  función pública federal .

A pesar de que sus allegados la conocen como “la coronela”, expone que para el ejército mexicano, no hay distinción de género,  por lo que todos son iguales, “ somos general, coronel y sargento”.

Un capítulo del libro de su  vida se cerraba, “ el de coronela militar” , para pasar al de maestra en la UNAM, en donde cursó sus estudios de Geografía e impartió clases, años más  tarde.

Con su voz dulce combinado con el movimiento de sus manos y rostro que hablan más que sus labios, explica que ser militar ha sido una de las experiencias que más valora de su vida, recuerda cuando tuvo que soportar el intenso frio de enero y de las ganas de volver a su natal, Tehuantepec, pero jamás se venció, porque las guerreras siempre miran hacia el frente, relató.

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“ Adelante, con pasos de triunfadora”,  es la frase que a Fernanda le trae un recuerdo especial de su padre, quién con su poco conocimiento educativo pero con un enorme corazón,  le entintaba en cada una de sus cartas, las cuales conserva  algunas como formación importante de su vida personal.

Su presencia impone elegancia y sabiduría y es que a pesar de los años, conserva todavía una  firme postura que la identifica como egresada del Colegio Militar y más aún cuando porta su traje de coronel, que lo acompaña de su tocado y sus zapatos negros bien lustrados.

Otra de sus virtudes, es la música,  a la cual describe como apasionante y relajada, dentro de su  hogar aguarda un piano, el cual aprendió a tocar en su niñez, a sus escasos siete años, pasión que perfeccionó a la par de su trabajo en  el Hospital militar, en donde durante cuatro años asistió al Conservatorio Nacional de Música.

Preparó sus alas y emprendió el vuelo surcando el cielo rumbo al sur, hasta llegar a la cuna de la inmortal sandunga, Santo Domingo Tehuantepec.

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“Regresé a Tehuantepec para sentirme tranquila, disfruto de la música de mi tierra asisto a las fiestas patronales, me gusta vestir el atuendo de Tehuana, y por las tardes y noches toco el piano, donde recuerdo a los grandes clásicos de la música, revivo muchas añoranzas que me mantienen plena y satisfecha”, describió.

Los minutos y segundos no se detienen,   Fernanda  aún conserva imágenes de aquella jovencita que se aventuró al mundo militar, quién voló a largos kilómetros como las mariposas monarcas y conquistó lo que anhelo, ahora vive y la disfruta.

Y de  repente se abren las puertas,  y aparece una mujer de  saco y falta obscura y un tocado en la cabeza, con distintivos en su vestimenta,  así es Fernanda, La Coronela.

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