Los ojos para volar, de Graciela Iturbide

Por Jorge Magariño

Mirar de nuevo imágenes de la magnífica fotógrafa mexicana Graciela Iturbide (1942) es oportunidad de regodearse con el fruto de trabajos inacabables de una artista que tiene la mirada incansable.

(En una de las últimas veces que vino a Juchitán y recorría el centro de la ciudad –una ciudad sin mototaxis, sin crímenes arteros una semana sí y otra también-, mientras sonreía decía “¡mira esas manos, qué impresionante!”, o más adelante en el trayecto observaba el erguido andar de una juchiteca entrada en años y exclamaba: ¡ve eso!)

Alumna del maestro Manuel Álvarez Bravo, según palabras de la propia Iturbide,  con su lente ha paseado por incontables lugares y ha mostrado su arte en espacios privilegiados por diversos países.

Pero esta tarde de jueves pudimos acercarnos a quince fotografías que dan una clara muestra de la calidad del quehacer de la artista. Fotos que forman parte de la colección INBA-Toledo y que  ahora podemos apreciar en Casa El ocote, merced al esfuerzo del suizo Heinz Schaub y de los entusiastas jóvenes del Colectivo Bicu yuba, como parte de la celebración del primer aniversario de la apertura de este espacio cultural independiente.

Representativa de lo obra de Graciela Iturbide, esta selección nos lleva de la mano para recordar el ritual de la matanza de chivos que se realiza cada octubre en Huajuapan, o la célebre imagen de una indígena de sonora (“La mujer ángel”) sosteniendo una radio grabadora, parada en la ladera de un cerro y mirando el paisaje agreste que se extiende ante sus ojos.

“Yo quería ser escritora, pero me casé muy joven y no podría dedicarle el tiempo necesario a la escritura, así que cuando mi hija falleció escuché en la radio que había un curso de cine y yo me inscribí y  fui a un curso que daba Manuel Álvarez Bravo. Así comencé en la fotografía”. Contó en alguna ocasión. Y ese comienzo dio pie a una larga trayectoria, en la que ha recibido reconocimientos importantes por su labor creativa.

Iturbide tiene en su haber, entre otros: el premio de la  W. Eugene Smith Memorial Foundation, 1987; el Grand Prize Mois de la Photo, Paris, 1988; la Guggenheim Fellowship, 1988; el Hugo Erfurth Award, Leverkusen, Alemania, 1989; el International Grand Prize, Hokkaido, Japón, 1990; el premio Rencontres Internationales de la Photographie, Arles, 1991; el premio Hasselblad, 2008; yel Premio Nacional de Ciencias y Artes, Ciudad de México, 2008.

Para quienes hemos nacido en Juchitán, el Istmo o Oaxaca, indudablemente que es un orgullo mirar otra vez algunas piezas de aquella legendaria serie Juchitán de las mujeres. Aquí podremos encontrar El rapto, Cuatro pescaditos, Manos poderosas, por mencionar unos ejemplos.

Michel Pineda –del Colectivo Bicu yuba- explica que el famoso retrato Nuestra señora de las iguanas no pudo ser traída a esta exposición, pues actualmente se halla en calidad de préstamo en otro lugar.

No obstante, el grupo de fotos que se puede ver en El ocote resulta bastante interesante, como lo pudieron constatar las más de ciento cincuenta personas que se reunieron la noche de inauguración, destacando la presencia de unos veinte niños y niñas de unos diez o doce años de edad, vecinos del rumbo, que miraban fascinados lo aquí expuesto.

No dejen de visitar la exposición Ojos para volar, en la galería de Casa El ocote, ubicada sobre la calle Abasolo, en la Segunda sección de Juchitán.

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