A sobre cerrado

28 jun (#Istmopress) .- Provocaciónpura, intencionada, con un fuerte deseo de entablar correspondencia, hurgar en lo posible en lo más sensible de los niños.  Solo les comuniquédurante esa mañana fresca, los primeros días de enero, una vez que  pasé a saludarlos a sus galerones improvisados como aulas, los niños desataron una avalancha de cartas, unas a sobre cerrado, otras de ingenioso  doblez, cartas iban y venían después de un mes se fue desvaneciendo el  furor y para mayo ya solo uno que otro niño siguió firme.

Me pasé todo el primer mes por las noches, a veces por la madrugada encontrando las ideas y palabras apropiadas para responderles, que les hiciera volver a corresponder y entablar la correspondencia, con algunos lo logré de inmediato, a otros no los sacaba de un sencillo saludo y admiración a mi persona, y dándome las gracias por ser un director distinto al que se fue.

Recibía cartas que me solicitaba voltear a ver la situación de los salones que son campo abierto, para el frio, y para el calor, dimensión que comprendí a la perfección en los meses de abril y mayo. El hacinamiento era un horno, que hacia sudar al más tranquilo. Situación que llevó a una profesora a pedirme firmas y sellos para unos boletos para la rifa de un pollo asado y con eldinero colectado se hicieron de un ventilador portátil, no es obligación de la maestra hacer rifas, pero lo hizo y  en unos días estrenaron ventilador, olvidaron desconectarlo y se chamuscó, le atribuyeron a la marca, era demasiado  corriente “made in china”

En una de las cartas Nicole, una niña que cursa el tercer grado me decía: “Ay, director cuando hace frio nos morimos de frío y cuando hace calor nos morimos de calor, por favor ¿Usted puede arreglar nuestro salón?, ¿La escuela? terminó preguntándome en su misiva.

Por las cartas me enteré que han organizado torneos de futbol, han viajado a los pueblos cercanos, han celebrado el triunfo, y que algunos se sienten orgullos de ser los seleccionados. Otros me comentaban de sus programas favoritos, uno solo me platicaba de sus juegos en la computadora, unos más abiertos y osados, me cuestionaban, temas muy personales.  Qué más de una vez me ponían en aprieto.

Algunos niños de primer grado, con escasas palabras lograban decirme que me querían mucho y les caía muy bien, o las hacían acompañar de coloridos dibujos, de temas muy recurrentes, islas, barcos,complicadísimos castillos, piratas armados y mares extendidos, dibujos muy evocadores de historias sobre otras historias, para responderles describía el dibujo, según mi apreciación y la maestra de manera no dicha tomó el papel de interprete, ella les leía lo que recibían y así se procuró por hacerles saber lo que les respondía.

Erick, es el que me mandaba de manera constante sus mares y barcos coloridos, donde uno iba al rescate del otro,  a lo lejos una casa enorme lo espera. Poco a poco le fue agrando palabras, a su carta y me decía que las cartas que recibese las muestra a su abuela, porque su madre se fue a trabajar por Carolina, hasta los Estados Unidos.

Una de esas mañanas cuando visita la cocina, (ahí se encuentra el buzón sobre una mesa) se acercó como habitualmente lo hace,  de sus asombrados ojos, y su dicción tan forzada soltó la siguiente frase: “Dice mi abuela que eres mampo, porque  me dices te quiero, y me mandas abrazos”. La señora, que a mi llegada de manera voluntaria, nos brinda ayuda, lo escuchó y le dio un sermón sobre cómo entender del todo un “te quiero”, que podemos decirlo sin comprometernos a más.

Erick, en cambio olvidó pronto su comentario venido de la abuela, por cierto,  por un adulto, le dije a la mujer que no se preocupara, es solo una interpretación. Lo importante es saber escuchar y que para mí lo más valioso es alentarlo a seguir escribiéndome.

Seguimos con mas correspondencias algunos se turnaban para ser mensajeros, ocurrencia inmediata de Daniel, un niño menudito de cejas bien pobladas que cursa el cuarto grado y quien también se mantuvo hasta el mes de mayo sin dejar de escribirme.

Se le ocurrió llevar las cartas de salón a salón, al ver que algunos niños no iban por las suyas, durante la mañana, o antes de receso, ya sea por descuido o porque sus maestros priorizaban las lecciones del día, tomadas de los bloques y guiados por el  libro de texto  y para ellos las cartas eran cosa nimia.

He aquí algunas de ellas, que ponen de manifiesto nuestro encuentro cotidiano.

Carta I

Querido director alguna vez me he preguntado cómo es usted, me gustaría conocerlo bien y me encantaría que nos lleváramos bien que nos entendiéramos. Se ve que usted es muy bueno, porque desde que llegó ha hecho cosas  increíbles como arreglar al lado de la cocina poner un buzón para que le mandáramos esta carta darnos  café y cuando llegó llegó con muchas ganas de construir la escuela y al principio nos contó cuentos el rey que no oye pero escucha y usted se ve que quiere cambiar la escuela todos los niños se emocionaron mucho porque usted es muy bueno y lo admiran. Cómo me gustaría que nos lleváramos bien me admiro de usted director Víctor.

Atentamente Jade, del 5° grado. 

 

Carta II

Jueves 28 de enero de 2016

Hola Director

Estamos en clases, la hora del recreo me puedes enviar más cuentos, porque me encantan los cuentos y ya pensé lo dela biblioteca podemos hacer una casa del árbol, un trampolín, una resbaladilla, 20 columpios,  y 2 sube y baja, un pasamanos, un quiosco, y un buzón nuevo ah, pero la casita del árbol que nada más sea para las niñas de 4° grado.

Te quiero mucho director. Quiero que pongas todo esto en mi escuela.

Atte.

Helen   

 

Carta III

Hola director

Le quisiera dar la bienvenida a nuestra escuela Emiliano Zapata.

Espero  que le haya gustado nuestra escuela, y también espero que usted y todos nuestros compañeros podamos hacer muchos proyectos y podamos hacer de esta escuela la mejor de todas las escuelas.

ATTE.

Javier, alumno del 6° grado.

 

Carta IV

Profesor cuándo nos vas a enseñar a pintar, y a dibujar y nos vas a leer otro cuento y por qué no nos saca a jugar un rato.

ATTE.

Juan Felipe 4° grado.

 

Carta V

Hola director.

Director, bienvenido a la escuela Emiliano Zapata y le dan las gracias por hacer el cafecito que esta rico muchas gracias te queremos mucho, abrazos director.

Lo queremos mucho.

Atentamente

Cintia Citlalli Avando López

 

Recibí cartas que jamás imagine leer, considero que es una vía de expresiónnatural, no importa que parezcan notas, recados y no tengan el cuerpo formal o familiar, que carezcan de fecha, lugar, destinatario, olviden anotar el remitente, no me enfoque a esoselementos que,sinembargo,estuvieronsiempre presente, tampoco me fijé sitenían buena ortografía, no sancioné, aunque a poco estaba tentado hacerlo, opté por alentar.

Al paso delos meses, en verdad disminuyó, faltó, tal vez, más interés de toda la comunidad escolar, más emociones, más cosas qué priorizar, generar el ambiente, pero sinembargo, el resultado es que fluyó, no se puede sostener unproyecto sin emocionarnos, si eso falta, es mejor darpor sentado ybuscar otra formas de comunicarnos, esome llevó a no desatender los días de leerles en la cocina y prepararlas bebidas para acompañar ese momento.

Faltó ganar presencia en la indiferencia de los que conformamos ese espacio llamado plantel, escuela, morada o una jaula enorme  que ventila aires de simulación ypoco, muy poco de situaciones más profundas, más comprometidas que nos  desnude antelos niños tal cual somos.

Considero que a eso le temen los demás, a ser expuestos anteel otro. Los niños son unos sabios, no guardan rencor, noson hipócritas, se deshacen dela manera más sutil de las acciones que no les reporta emoción, las cartas no llegaron para aprender de ellas,sino como un mero vehículo  de emociones, de entrega y,se entregó, lo que se tiene, con loque se tiene, yse sostuvo con el peso que da las emocionesmás puras.

En estos días de lucha permanente, me ha dado por organizarlas, tenerlas por paquetes de a cómo fueron llegando,por día, ahí las mantendré en un lugar de la casa, serán testigos mudos de las crecientes y decrecientesemociones, de las preocupaciones comunes de ver una escuela  embellecida, transformada, como una memoria remota, pero latente,ahí estaránesperándome para abrirlas de nuevo, quizás para liberarlas de las ataduras. Sin rasgar el sobre.

Víctor Fuentes

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